lunes, 26 de marzo de 2012

Sensacional de errantes, el semanal

Trepamos el cerro desde temprano, salimos de la ciudad apenas clareaba; en mi diario de campo escribiré que es torpeza subir a solas, sin sombrero ni líquido. El espíritu colectivo ayuda a mantenerse firme, a buscar la lectura aunque el sol queme las pupilas. Ya para las dos de la tarde uno baja al pueblo con hambre y la boca seca, más si no se fue desayunado. En las orejas retumban los silbidos de los compañeros que le hacen a la música con las figurillas de barro; hacer la salutación de los cuatro rumbos, más el cielo y la tierra, hace descender, bajar al pasto, pasearse un rato por las fauces del monstruo de la tierra; sentir que esos montes guardan agua y abandonan paulatinamente su dialéctica para ser unidad; humedeserse aunque el paisaje declare sequía, morir con uno para renacer en sí.

La comida suele ser modesta, un mole verde hecho con tomates y chiles, unas tortillas muy gordas, unos frijoles más grandes que tu hambre. Las familias de la comunidad ya no confían en los estudiantes ni en los sesudos documentalistas, es imposible entrar con cámaras de video y me da gusto, porque hay pueblos que se hacen defender de pura palabra, diciéndole a sus niños que no se junten con los robachicos, preguntando si vienes de esa famosa universidad.

Registrar los diálogos para traducirlos del nahuatl al español tiene que ver con tu facultad para rifártela en el trompo con los morros, tiene que ver con tu facultad de guardarte tu estúpido título de biólogo, de ingeniero, de lingüista o arquitecto. A lo mucho te saludan los adultos que estudian para ser profesores ahí mismo en la región. Tus reverenciales saludos en otra lengua son contestados con un merecido "no hay"; no conocía gente tan hermética desde la península, el día que caí en navidad; en todo el pueblo no había nada para comer y los mayas se pronunciaban en silencio para hacerte correr de ahí hasta la siguiente parada donde quizá correrías con mejor suerte.

Al final de la tarde, el pago por una cerveza abre las puertas de alguna casa, hasta el fondo, hasta la milpa y el tabique del patio, hasta los ancianos desgranando el maíz de domingo, frente a frente, callados. Los primeros rosas y naranjas del atardecer se filtran en las calles, las mujeres se pasean por el pavimento todavía caliente, llevan el mismo rebozo, exactamente el mismo rebozo repetido en distintas caras, hermosas, tranquilas, preocupadas por nada; se cubren con él los senos y el vientre, la jornada culmina. Algunas chicas cobran por corregir las pronunciaciones, otras te miran con cara de pendejo. Al final del día subes al camión con algo entre los dedos. 

Nos despedimos de los perros flacos, de sus hembras lanudas, vimos partir la tarde con bonitas nubes. Te guardas un suspiro en el pecho y por primera vez después de mucho tiempo, agradeces, tlazocamati miac.

miércoles, 21 de marzo de 2012

V de Venganza y Victoria del Doppelganger



Para @tlapil y Luis Tovar, por sumarse al cúmulo de consideraciones...

Al volver de Guadalajara sentí la necesidad de escribir y escribir, un cúmulo de sensaciones más bien, y lejanas las retóricas preciosistas y descripciones sobre la experiencia sensorial, me di cuenta que a falta de vocabulario y rigor literario, no podría plasmar aquí o en los cuadernos el vaivén de ideas flotantes que me traje de la ciudad.

Platiqué largo y tendido con Tovar, eso recuerdo, nimiedades de cine y cosas de veras importantes; hacía tiempo no escuchaba a alguien decirme que no dejara de crear, de intentar pasarla bien, de tomar fotos. De hecho tengo encargo de hacerle una serie de retratos y ya estamos trabajando sobre eso. Me regalará su libro editado hace poco "una jornada en otro tiempo".

Una de las pláticas tuvo como testigo un libro, puesto (quizá intencionalmente) en el escritorio, sobre tratados de la felicidad desde distintas perspectivas filosóficas  contemporáneas y de verdad el título me dio risita. 

Y luego la sección de  "verdades irrefutables": pasé mañanas y mañanas enteras comparándome con quién sabe quién, ésa ha sido una de las prácticas autodestructivas que más lejos me ha llevado los últimos años. Detrás de cada comparación he encontrado mis sueños un poco aplastados, y digo por sueños esas  metas o actividades que me propuse realizar a mediano y largo plazo. 

Escribir salva, pero no es suficiente.

Luego, mi mejor amigo partió a Europa y le extraño, eso me ha puesto más hostil con el mundo que de costumbre, ya no digamos mis muy frecuentes cambios de ánimo ni desconfianzas o partidas de madre tratándome de dividir lo indivisible. En el fondo, más que extrañar, sé que no está en la ciudad la persona que generalmente se sopla todos mis dramas y eso me hace andarme con cuidado. Es decir, estoy a mi cargo. 

Responsabilizarse es suficiente, pero es cruel.

A recientes fechas mi casi hermana mayor luce radiante, nadie pensaría que en algún momento fue una chica suicida. Después de dos años de terapia psicoanalítica luce guapa, compró un departamento, va a clases de meditación y me da consejos cada vez que entro en crisis. Con ella inauguré mi etapa final de comparación destructora; no compré un depa ni asisto a clases de reiki, dejé psicoanálisis hace meses pensando que me negaba rotundamente a esa felicidad de aparador, de modo capitalista y tarjetas bancarias, pero el asunto es que la veo sana y eso me da alegría. Pienso que no tomé la decisión indicada al dejar la terapia, pero es a ratos nada más.

De la misma manera desaté celos furiosos con otra chica que siempre busco de pretexto para compararme, la dinámica es tan clara, que estos días pensé al menos un par de veces en su bonito maratón, en su bonita maestría, en su bonita amistad con el mundo y con Israel. Así de triste.

Cuando no haya salida de emergencia busque sincerarse.

Por encima de esto, un sector de conocidos, pide a gritos que no abandone "los ideales revolucionarios". Pero qué mierdas, y así al infinito.

Tomar conciencia de esta causa que soy, con todo esto que soy y que no soy, me ha hecho no sólo escribirlo y quedar un poco más cierta; también me puso en contacto con un lado profundo, siento que el doppelganger de esta historia triunfó, le dejé ganar una de tantas y tantas y tantas.

Desde el viernes he amanecido temprano y de buenas, con la intención de cuidarme o por lo menos retrasar lo más posible la siguiente crisis. Guadalajara fue el exilio, olvidé decir que estuve bien lejos de mi familia y descubrí que ya se acostumbraron a mi ausencia. Está bien.

En suma, siento particular interés por el mundo, por los amigos que decididamente deberían estar en terapia para lidiar con un codependiente. Algo de ansiedad se asoma pero  me las arreglo pensando que en todo este discurso algo de libertario encontré para mí. El mejor momento del día se ha convertido en ese particular instante en que cae el agua de la regadera y puedo repetirme que estaré bien, sobre todo que soy capaz de generarme un estado emocional saludable.

Trabajo duro para el sistema, de manera lenta, pero ahí ando. Debo entregar fotos y ver si me aceptan como colaboradora en una revista, conservo mi trabajo actual en calidad de "sobresaliente", cocino muy sabroso, me teñí el cabello y quiero tatuarme un hikuri. Anoche ayudé a Set con su solicitud de trabajo y califiqué un examen de idioma entre avanzado y estudios superiores. Un chingo de cosas en mi vida necesitan dedicación y constancia.

Dejé de pedir a gritos que el pasado regresara y al parecer funciona.




viernes, 9 de marzo de 2012

Un regreso

A estas horas el cielo va dejando de ser, extraigo las frases de la últimas conversaciones y todas se revuelven como haciendo torbellino, quisiera atrapar esas ideas, me recuerdo el aleteo de las mariposas. El siguiente cigarro aguarda antes de consumirme, el aire es artificial y la piel guarda un ardor de olvido, de despedida, del trayecto que separa a las ciudades mientras inútilmente el corazón se acostumbra a su óxido y pierde ya las últimas luces que explicaban su condición. 

Y en el fondo no tiene por qué habituarse, ése no es su estado natural, malaprendió, malinterpretó, fue confuso su ejercicio hermenéutico. En un extremo construye castillos de naipes, los sopla y los ve caer; en otro extremo quiere abrir puertas y van perdiendo forma sus puños de sacudirse con violencia innecesaria, golpeando cariños y otras soledades.

No quedan viajes largos, ni trayectos inhóspitos, ni lodo para caerse, apenas un poco de presente aferrándose a la búsqueda de un sueño que haga del mundo un lugar mejor, y en ese punto tengo la impresión de estar frente al sinuoso panorama que regalan las barrancas, sin saltos cuánticos, pensando. 

Y cuánto quisiera al momento sujetar este pequeño oasis de verdad, apretar una mano con dulzura, volver al sitio donde -digamos- las malas lecciones se acumularon. Sonreir y defender la tierra guardando los machetes y otras armas donde el filo muerda el ahora, donde nada se olvidé y quizá sólo se disuelva.

sábado, 3 de marzo de 2012

Puta ausencia

Hay exilios más cotidianos
como el nombre bajo la almohada
o las llegadas no anunciadas,
los mensajes inconclusos
y las despedidas que obligan
a quedarse.