No quiero salir todavía, tengo frío, la garganta seca, muchos recuerdos en desorden cronológico, me duelen las piernas de correr a ningún lado.
No quiero saber de ti ni de tu improbabilidad.
Allá en la sierra alguien suspira, teclea, ve la noche caer y dice:
Háblame
aunque estés enamorada
o escurriendo moco
o llorando mezcal
o bebiendo lluvia
o derramando temblores de luz
o durmiendo con la pijama negra sin decir nada
o cosiendo corazones de colibrí en tu blusa
o recordando cómo olvidar
o tejiendo recuerdos
inexistentes...
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