miércoles, 22 de diciembre de 2010

Opios y cometas

No pruebes una droga cuando puedes probar dos. Cerro de Monserrate en Bogotá, Colombia, 2010.

La más intensa

Encontrar de nueva cuenta a algunos compañeros con los que me gradué de la universidad hace dos años hizo que me preguntara por qué chingados mis amigas pertenecían al grupo de cheerleaders si el equipo escolar de americano era tan malo y el instructor de porras tan feo. En todo caso, y no creo que ellas lo sepan, fue un poco triste verlas reunidas comparando a discreción sus nuevos sueldos, y técnicas de maquillaje.

A mí me gustaba, de mis amigas universitarias, la capacidad de empede que cada una soportaba; al final de cada fiesta, ellas estaban facultadas para servir tragos detrás de la barra de cada bar que visitáramos. Eso era un lujo.

No sé, de todo tuvimos fama en esa escuela, al final de la carrera nos graduamos como el grupito de las-chicas-flexibles en tanto la gimnasia y la danza -en mi caso- lo permitieran, claro.

En particular, a mí me tocó ganar en un concurso generacional muy bobo, la terna de los más intensos; con intenso quiero decir lo que ustedes ya saben: argumentar en clase hasta cansarse, tomárselo todo muy personal, poner al grupo entero en jaque por comentarios que nadie soportaba (sólo quizá mis amigas y nada más).

Intensear se me daba muy fácil, cobrar por hacer los mejores ensayos en finales, clavarme en las hermenéuticas y semióticas, en Saussure, Focault y Lacan, en el pragmatismo y demás chafeces. Mis rivales en la terna de intensos eran un par de amigos a quienes por demás aprecio desde que inició nuestra relación aún cuando la paranoia de los tres llegó a hacernos creer que no nos soportábamos. A la fecha podemos pasar horas en ese bello acto del intenseo.

A un costado de la mesa estaban ellas, las irreparables cheerleaders, al otro, los intensos. La plática que sostuvo nuestra reunión se hiló entre descubrir si Batman era o no psicópata, el esbozo de un viaje que espero hacer en marzo y lo mejor: las llamadas de Cthulhu.

Todo a propósito de nuestras respectivas ideas sobre dios:
1 (Walter): no sé qué es dios.
2 (Yo): dios no existe.
3(Místico): dios tiene problemas graves de seguridad pues de otra manera no se erigiría ante la humanidad para su adoración.

Así la cosa. Más tarde apunté sobre el número 3 que me gustaría creer en un dios al mejor estilo de la cientología, con tintes cyberpunkarros y demás gustitos personales. Entonces los tres -y con bastante humo de por medio- imaginamos a Cthulhu reclamándole a Xenu por daños a la propiedad de autor. "Tú sabes, ser Lovecraftiano sí da para fundar dos o tres iglesias en el mundo"

¡Hoy encontré que tal diálogo existe! Aquí lo pueden encontrar: http://www.callsforcthulhu.com/ los clips están bárbaros y hay uno donde precisamente Cthulhu reprocha a Xenu si no será mucha casualidad aquella idea del ente pegajoso que se antoja para dios. Espero que se diviertan tanto como yo, aunque la bitácora ya es un poco vieja (2006).

Si llaman no dejen de preguntarle a Cthulhu qué opinión le merecen las cheerleaders...

Naufragio

Compañeros de historia,
tomando en cuenta lo implacable
que debe ser la verdad, quisiera preguntar
-me urge tanto-
qué debiera decir, qué fronteras debo respetar.
Si alguien roba comida
y después da la vida, qué hacer.
¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?
¿Hasta dónde sabemos?
Que escriban pues, la historia, su historia,
los hombres del Playa Girón.
S.R.


domingo, 19 de diciembre de 2010

martes, 14 de diciembre de 2010

El olor de la guayaba

Mi recuerdo más vivo y constante es el de la misma casa de Aracataca donde vivía con mis abuelos. Todos los días de mi vida despierto con la impresión, falsa o real, de que he soñado que estoy en esa casa, estoy ahí, sin edad y sin ningún motivo especial, como si nunca hubiera salido de esa casa vieja y enorme.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Teyuna

Una vez controlada la nada, Naainuema creo el agua, transformó en agua la saliva de su boca. Luego se sentó en esta parte del universo, que es nuestra tierra, para crear el cielo. Tomó una parte de esa tierra y con ella formó el cielo azul y las nubes blancas.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Fin del tiempo conocido

A la mañana siguiente debería decir al deseo siguiente en su mar gris claro, salpicado en su vuelco de salitre. Debería decir hay un manto de mentiras que desde arriba sueltan algo de brisa en pequeños copos dispuestos a refugiarse en la piel cuarteada de recuerdos riéndose a huracanes.

Es mejor que el mundo conocido nunca cuente con nosotros ni cuente con la boca las nomenclaturas de las casas. Los perros ciegos prefieren escuchar las olas mientras parpadean con cuidado los ojos marinos porque azules y se amontonan tiernos unos sobre otros.

Despertamos, estábamos ahí...

domingo, 21 de noviembre de 2010

Los fragmentos de la noche

Cómo aislar los fragmentos de la noche
para apretar algo con las manos,
como la liebre penetra en su oscuridad
separando dos estrellas
apoyadas en el brillo de la yerba húmeda.
La noche respira en una intocable humedad,
no en el centro de la esfera que vuela,
y todo lo va uniendo, esquinas o fragmentos,
hasta formar el irrompible tejido de la noche,
sutil y completo como los dedos unidos
que apenas dejan pasar el agua,
como un cestillo mágico
que nada vacío dentro del río.
Yo quería separar mis manos de la noche,
pero se oía una gran sonoridad que no se oía,
como si todo mi cuerpo cayera sobre una serafina
silenciosa en la esquina del templo.
La noche era un reloj no para el tiempo
sino para la luz,
era un pulpo que era una piedra,
era una tela como una pizarra llena de ojos.
Yo quería rescatar la noche
aislando sus fragmentos,
que nada sabían de un cuerpo,
de una tuba de órgano
sino la sustancia que vuela
desconociendo los pestañeos de la luz.
Quería rescatar la respiración
y se alzaba en su soledad y esplendor,
hasta formar el neuma universal
anterior a la aparición del hombre.
La suma respirante
que forma los grandes continentes
de la aurora que sonríe
con zancos infantiles.
Yo quería rescatar los fragmentos de la noche
y formaba una sustancia universal,
comencé entonces a sumergir
los dedos y los ojos en la noche,
le soltaba todas las amarras a la barcaza.
Era un combate sin término,
entre lo que yo le quería quitar a la noche
y lo que la noche me regalaba...
JOSÉ LEZAMA LIMA

jueves, 18 de noviembre de 2010

Flores

No somos nosotros los que rescatamos las tradiciones, son ellas las que toman algo de estos que somos y salvan del olvido, de ser uno más sin rostro. Los pasos siguen el trazo de flores, cientos de flores, miles de flores. Volvemos del germen ahora, prendemos fuego y la lengua marca su territorio de danza y palabra florida. Las luces aparecen sobre un centro vacío, pasamos en breve que a eso venimos.
¡Al menos flores, al menos cantos!

martes, 16 de noviembre de 2010

jueves, 11 de noviembre de 2010

Volverla vapor

Entre canción y canción esa mujer cuenta muy buenas historias.
EDUARDO GALEANO


La lluvia parte del hecho de sabernos
nada.

La lluvia en el sol fueron tus palabras
muchachita callada
muchachita de los pequeños gestos
¿usted es la que baila?
dibujante del aire entonces
diga algo, ¿son sus ventanas?

El corazón, igual
esa condición no cambiará para mí
como cuando crujen las miradas
y yo nunca tengo idea
sólo sonrisas desde el inframundo
e insondables y eternas
letras que nos acompañan.

Eso, lo mismo digo
onomatopeyas en otro acento
para desearte feliz tarde,
ya coincidiremos
¡por lo pronto gracias!

Debe ser que ando ocupado acá
en el Mundo Real®
a veces hago como que no
pero siempre estoy acechando
aunque no se den cuenta.

Eso me hace pensar cómo sería
si fuera película de Miyazaki.

Después vienen los saludos
desde las montañas mexicanas
con espíritu más claro.

Después vienen las saudades
aunque por ahora tienes razón
y duele el alma.

Aún así los abrazos acentuados
acortan las fronteras
los lunes diferentes de los demás lunes
porque te saludo yo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ocelotl

Habitante de los bosques y de los peñascales, donde hay agua. El ocelote es noble, principesco. Dicen que el manda entre los animales. Es cauteloso, sagaz y arrogante. No es carroñero; detesta, le dan asco las inmundicias. Es noble y hermoso.

Grande, corpulento, no alto, de cola larga, sus manos son gruesas, ancho de cuello, cabeza grande, orejas pequeñas, hocico grueso y carnoso, nariz también carnosa, rostro ancho, ojos como brasas ardientes, dientes chicos y puntiagudos, colmillos grandes y anchos, boca grande y abierta. Garras encurvadas y aguzadas. Tiene varios colores, manchas negras, pecho blanco, alisado, suave.
Al crecer se va manchando, le crecen las garras, los colmillos y los dientes; muerde con fuerza, desgarra lo que devora, gruñe, gime, resopla. Anda comiendo animales, venados, conejos y otros. Es muy delicado, no dado al trabajo, se cuida mucho, se baña, está limpio, lava su cara con saliva. Se prepara, se cuida.

De noche está vigilando, busca lo que ha de cazar, lo que come. Su vista es muy buena, muy clara. en verdad ve muy bien, ve lo que está lejos, aunque esté oscuro, aunque haya niebla lo ve.
Cuando ve, cuando se encuentra con un cazador, no huye, no corre, se acomoda, no se esconde el ocelote. Entonces empieza a resoplar; con su aliento hará desmayarse, aterrorizará al cazador.

Entonces el cazador comienza a disparar sus flechas. Y la primera flecha de caña que le lanza, el ocelote la atrapa con sus garras y la destroza con sus dientes. Se pone encima de la flecha rota gruñendo, resoplando, haciendo ruido con su garganta.

Cuando el cazador dispara otra vez, hace lo mismo. Y si el cazador dispara otra vez hace lo mismo.Y los cazadores llevan la cuenta. Esta era su costumbre, que sólo cuatro veces le lanzan sus flechas. Y si le disparan las cuatro, entonces estarán perdidos. Luego el ocelote se prepara, se estira, bosteza, se sacude, se relame. Enseguida se encoge y luego da un salto como volando. Y aunque el cazador esté a diez brazas o quince, se lanza para atraparlo. Sólo una vez salta, vuela, lleva el pelo erizado. Allí perece el cazador, es devorado.

Pero el cazador adiestrado, cuando ha disparado su primera flecha, si el ocelote la atrapa con sus garras, toma entonces una hoja de árbol o el pétalo de una flor y lo encaja en la punta de la flecha. Luego la dispara. La flecha con la hoja va haciendo ruido, como si fuera un chapulín. La hoja tal vez caerá a medio camino o quizás al lado del cazador. Al caer la hoja, el ocelote se distrae.
Entonces el cazador puede flecharlo, atinarle con la flecha.

Cuando el ocelote ha sido flechado, da un salto y luego cae en el suelo y queda sentado como un hombre, se coloca como estaba antes, con los ojos fijos hacia arriba, no los ha cerrado, se queda como viendo, parece estar vivo.
En donde quiera que come el ocelote, echa vaho para asustar a la gente y para que se aleje. La carne del ocelote quema la boca,
hace daño.

Códice Florentino, BERNARDINO DE SAHAGÚN
Traducción Yancuic Cemanahuac Iyolcahuan,
MIGUEL LEÓN-PORTILLA

Ilustraciones MIGUEL CASTRO LEÑERO

lunes, 8 de noviembre de 2010

Las bardas

Ustedes pueden seguir embarrándose la boca con sus consideraciones hediondas acerca del arte, de lo artístico, de su preparación académica artístico plástica, artístico visual, artístico escénica; francamente hace mucho no veo una barda auténticamente secuestrada para plasmar en ella las inquietudes que suele tener la gente a mi edad y fuera del alcance que tienen por aquí y por allá algunas expresiones colectivas formuladas desde la autogestión (es decir, desde la renuncia categórica a los espacios gubernamentales y empresariales) veo mucho bato empeñado exclusivamente en bailar bonito o dibujar bonito, o muy feo pero a propósito.

La cosa no es así, el valor a sendas obras en distintos imaginarios es proporcionado de tajo por esa maraña linguística escondida en los términos socio-histórico, en procesos temporales largos y muy lentos.

Lo demás es extensión publicitaria y política. Y qué mejor poder recordarlo ahora: los medios de producción (de sentido) son del pueblo. ¿El fin? Lograr una comunicación entre seres efectiva y sin tapujos.

Hoy estoy molesta e inconforme con las instituciones que llevan la batuta de cientos y cientos espíritus jóvenes, manchados tan pronto con su petulante formación artistoide. Necesaria es la proclamación e insurgencia de expresiones comunitarias, populares, y ésas no nos las van a entregar en las manitas, sobre ellas es necesario trabajar en equipo. Más chinga y menos ego. La revolución todavía es posible, cabrones.

martes, 2 de noviembre de 2010

Buen camino

Muerte semillaA mí me gusta el punk
Dime-¿Y los niños que van disfrazados? -Los niños que van disfrazados no son de aquí.
Sin saber que era la muerte, me encontré con la huesuda. Me dijo la testaruda no bebas aguardiente, vas a morir de una cruda y amarga será tu suerte. ¡Querreque!
Cuerpo presenteCooperativa del Barrio de San SebastiánKuali ojtli ikniutzinQue te quiero bien lo sabe dios, si tus besos es que son ajenos, que venga la muerte y nos lleve a los dos
Los colores del vitralVuelve semilla

lunes, 1 de noviembre de 2010

No es la muerte

es la noche
que se burla
de mí

y me deja
ciega

perdida

bella
“tan bella”

con ausencias
desdobladas
a una voz

que espera
entre las hojas

y tiembla

martes, 19 de octubre de 2010

Voraz

¿Es que el tiempo también es para contemplarse, o cuando uno más lo atesora simplemente se desvanece?

María Elena Barreto Guerrero y Gumercindo Miranda Barreto, 1954.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Reflejos

A veces de la oscuridad más profunda vienen destellos de luz a reclamar espacio y el universo de alguna manera les da oportunidad. Pa qué insistir...

martes, 5 de octubre de 2010

Gólem

Querido monstruo:

Te escribo porque ya no quiero saberte en tu terrible traje de shadowman debajo de mi cama. En más o menos veinte veranos te he dado alojamiento con plena posibilidad de elección sobre tus formas y nombres, pero no has querido tomarme la palabra. Haces lo que quieres y ahora estoy con otros asuntos en los cuales me he enfocado desde el día que dejaste claramente dicho que no me dejarías ni a sol ni a sombra. Francamente ya no nos damos abasto.

No lo tomes a mal, es sólo esta manía por desconfiar de cualquier gobierno en el universo, si te corro ahora de mí no es para instaurar la tiranía que les ha tocado a otros monstruos como tú. No pretendo que vayas por quién sabe qué rumbos, errante, escondido entre las sombras y los mitos que ya casi nadie cuenta. Yo te quiero aquí en mi casa, monstruo, aunque ello implique que guardemos algunos acuerdos a los que tal vez no estés acostumbrado. Por ejemplo, ya no podrás sentirte extranjero ni extraño en este espacio, no me ha alcanzado para improvisarte fronteras, ni límites, ni banderines -pero algo es algo- es decir, perdóname porque no puedo proveerte de una identidad a la vieja usanza, con nacionalismos o condiciones.

De ahora en adelante te acostumbrarás a desayunar conmigo una taza de café y a fuerza de tragarlo comprenderás en su amargura que las noticias de los diarios a la mañana siguiente no pueden ser tan terribles. Sin intimidarte, deberás estar preparado para despertar y asearte al mismo tiempo, no tendrás suficiente oportunidad de catalogar tus frustraciones en orden alfabético cada mañana y surtirlas en los rincones donde el polvo aún guarda memoria, ya verás que el vapor del baño deslava en su calor las pesadillas y hasta creería que no extrañarás esas sanguijuelas incrustadas devoradoras de tus más sublimes anhelos formulados cada vez que el anterior no ha podido cumplirse. Monstruo, te enseñaré a no pensar.

Te pediré cuidado con el pelo, no vayas a regarlo por toda la casa o tendré alergia, camina erguido, no ronques, no te escarbes la nariz, sonríe a las visitas, no te salgas del contorno con las acuarelas, repite el paso que tanto hemos ensayado, usa los cubiertos en la mesa, no hagas ruido si no hay ruido, compórtate descomunal sólo en comparsa de multitud, déjate retratar de tanto en tanto, deja limpio el excusado, no preguntes sobre aquello que la gente no ha de contarte, finge preguntas geniales, agrada –monstruo, ésta es la parte más dura de todas- ¡agrada!

Cuando seamos grandes tal vez dictemos conferencia y nos presentemos como un caso de éxito en secundarias de pubertos granosos, también es posible que algunos políticos y sacerdotes pidan nuestra opinión antes de declararse homosexuales o lanzarse de rockstars. Nos buscarán las señoras adineradas, tenlo por seguro, y ahí estaremos en las revistas de sociales, monstruo, criticando el adulterio, el impacto ambiental, el sistema entero.

¡Qué se yo! Para ser grandes falta mucho y con que ahora atiendas esta carta ya es bastante. No te preocupes.

Por último, no olvides que todo esto lo hago porque te quiero, monstruo. Nadie a estas alturas quiere ser sólo una aparición bizarra de cada cien años, la cosa ahora es ser feliz y estar en todos lados. Tuviste mucho tiempo para ser mi criatura tenebrosa y vaya que me has decepcionado, ahora conviviremos usando un nombre y apellido, con la vicisitud de hacernos viejos, testigos uno del otro, encerrados en la misma persona.


lunes, 4 de octubre de 2010

Cardenche

mirando
caer el sol
como caen los ojos
ante la mirada del desierto
como presas del chacal
caen corriendo
caen ardiendo

jueves, 30 de septiembre de 2010

La misantropía de Casandra

Y si no estás hay cambio, y si no te vas hay cambio, y si te quedas hay cambio. Y si no te molesta trataré de integrarte a esta hora del caos y a la hora primera del cambio. Así sea.

Y aún sin abandonar el primer hogar uno se hace viejo. No te quiero decir que te vayas sino que te quiero bien cerca, bien y cerca, y aunque sin muchas esperanzas
te espero a la hora última y a la hora primera.
SACBE EMELKIN
(Cuadernillo de notas para Anselmo)

lunes, 27 de septiembre de 2010

Huitzitzilin

Espina que hace ruido como de campanitas. Colibrí.

Sueño agrario

I

¿Qué entiende uno de la tierra tecleando a velocidad expresa bajo las balastras y su inmisericorde luz blanca atrapamoscas? Supongo que no mucho pero suponer sale más caro que expresarse con datos en las manos, así que por economía básica resulta más conveniente volcarse abajo un poco, del lado de los recuerdos para descubrir –con suma decepción- que a estas alturas de ya no sé cuál periodo histórico es atípico presentarte a una junta laboral sin zapatos.

Me cuesta la tierra, me llama, sin vagos ambientalismos soy de Ella; me calla su memoria ilustre, quizá porque jalar un hilo y conducirse por él revela siempre un origen terrible, ajustado a la palabrería histórica o mítica, pero terrible. Igual pasa cuando se jala un pelo encontrado en la coladera del baño.

No sé a dónde me lleva o si me lleva, la avanzo audaz y terca, pero nunca falta su deslave de lluvia reciente ni sus polvaredas; a la mañana siguiente la arena es arena estacionada en su bahía, más revuelta. Sin pista.

II

Quiero saber si estamos listos para el amor. Hablo de no volver a ser esclavos, ni pagarnos feudos o gastarnos en el almacén de raya; ni ofrecernos en exclusivo el equiparable temerario de la plusvalía. Digo que quiero saber cuándo los seres humanos no habremos de explotarnos hasta construir una franquicia del deseo ISO 9000 donde estaba el río y las humedades de los cuerpos, o donde había un páramo que hacía sombra a las caricias sin rumbo. Temo un no por respuesta, no estamos preparados. No es la razón lo que conduce la historia como puntualizó Hegel, sino las fuerzas del hombre, especialmente, del trabajo humano. Trabajémonos entonces cara a cara, en horizontal y desde el centro, a pesar del latifundio y la expropiación de lo inmediato.

III

Alguna noche Jacinta y Darío se las arreglaron para pasar las horas juntos. Ellos, en su fantasía y en el rigor ineludible de la primera juventud, no se truquearon el gusto mutuo con cuentos de hadas. Él se limitó a preguntarle si tenía objeción en que cada uno estuviera simultáneamente con otras personas. Ella se miraba al espejo del baño poniendo atención en el rubor de sus labios; le dijo que no se acostara con otras mientras tanto. Él la tomó de la cintura, al abrazarla sólo quedó una sombra tendida en los azulejos verdes.

IV

Después de valorar dos opciones, una en el Estado de México y la otra en el estado de Hidalgo, el 22 de octubre de 2001 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes anunció la decisión de construir un aeropuerto en la primera. A partir de ese hecho se emitió un decreto presidencial que expropiaba 4,550 hectáreas ejidales, por las que se pagarían alrededor de siete pesos el metro cuadrado. Ello afectaba principalmente a las tierras de los ejidatarios de San Salvador Atenco, Texcoco, quienes a partir del dos de noviembre del mismo año iniciaron una batalla legal impugnando ante los tribunales federales la expropiación…

V

Se defiende la convicción que uno se planteó con tanto esmero, se defiende lo que se tiene porque es lo que hay, con lo que hubo y con lo que habrá si alguien antes no viene y nos lo arrebata de las manos. Y hay que escarbarse las entrañas y cada rincón de la memoria para no olvidarse, para sembrar al menos una certeza y sostenerla entre las manos con dignidad y rabia. Mucho de mí, a estas casi seis de la tarde, siente eso: dignidad implacable de lágrimas, la frente en alto respecto a lo que ya se hizo, la rabia en el corazón ardiendo para levantarse.

Nada sé decir de la tierra pero llega el día en que uno voltea y descubre en el suelo un rostro formado en el lodo que se parece al mismo. Y no da miedo el canto y no da miedo baile.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Permutaciones del buen tiempo








Un paseo a solas por reforma, noche de cumbia colombiana, piel que se comparte, domingo de resaca, rugido al centro de la plaza, humo que levanta. Cuerpos ciegos, el ejemplo, buena música, corazón vagabundo y comparsa de payasos, historias subterráneas, corales del caribe. Agua que cae y no cae en invierno, hierba de banqueta, muros naturales, hechos concretos, divisiones desgastadas... Esta vida, más o menos mía y su palpitar que arde.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Abandonados a las puertas de las peores galaxias

Y si la otra vida fuera
prolongar la conciencia hasta el instante
en que se pudre la última molécula
posibilidad de memoria y presencia
en el espectáculo obsceno de lo ajeno
aunque el deseo sea recuerdo
o viejas sombras
que los ojos aceptaran
en su terror de incógnitos
si la inmortalidad se pudriera
si se pudriera
bienaventuradas entonces las momias
y desventurados los incinerados
aunque nada se sepa a ciencia cierta
sobre la voluntad de ser de la ceniza.Hasta los átomos
tendrían reivindicaciones nucleares
para que no les desintegren
ciegas materias
ciega la nada el infinito ciego
sólo la vida mira y teme
porque muere

mira el hurón mira la hormiga
mira la planta y hasta la piedra
que fue montaña y será ruina
mira

tiempo tiempo tiempo
de ver y no ver
desde el vientre implacable de la nada mezquina.
Si te perdieras
entre Júpiter y Urano
te arrancarías los ojos para no ver el miedo
del universo entero pendiente de no verte

pues si te vieran
las estrellas tendrían conciencia de tragedia
tendrían conciencia

comprenderían su lógica ciega
inventarían la óptica
el poker
la ética
la estética
y el universo entero se iría a hacer puñetas.
Pero qué inútil canto
el que canta a la muerte
qué inútil canto el que previene
a los navegantes
más allá del silencio
entre barcos varados
en los mares de mármol
donde buscan su rumbo las aves sin suerte.
Para qué contemplar
el repetido error del olvido
o la inútil precaución del recuerdo

los supervivientes merecen
bogar por sus deseos

inciertas naves antiguo tu naufragio
mirón mirón que miras
la obscena repetición del fracaso.
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
(Pero el viajero que huye, segunda parte)