miércoles, 7 de diciembre de 2016

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Entonces fuimos rumor de agua
en el instante que solo quedó abrazarnos y entre los dos
sonaba un río.

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martes, 29 de noviembre de 2016

Paradoja

Mis huellas de abandono son enormes, al menos esa fantasía habita mi cabeza desde hace 28 años. Cada que una persona sale de mi vida, en particular los hombres, aunque también me ha pasado con un par de amigas, la paso mal. 

Acostumbraba pasarla peor, ese sentimiento de ser "abandonada" una y otra vez este año me tumbó en un diván para psicoanalizarme. Hasta entonces, antes de pedir ayuda profesional por segunda ocasión en mi vida, solía recargarme muchísimo en mis novios y conocidos. 

Supongo que fui la típica persona a quien le preguntabas "¿cómo estás?" y en automático respondía todos los males de este mundo. Con los años perdí capacidad de tomar decisiones por mi propia cuenta, todo era revisado por mis mejores amigas, todo era motivo de rush, todo me lastimaba, etc. 

Así llegué a terapia, cuando sentí que suficientes personas me habían mandado a la verga por esta actitud que cuento (no hard feelings). El nuevo proceder me ha salido bastante caro, recién tuve un distanciamiento con una compañera muy importante, y apenas hace dos meses tuve un pleito fuerte con otra gran amiga. En resumidas cuentas, este proceso me ha exigido romperme un poco y despedirme de una manera que no comprendo de personas muy amadas. 

El punto es, me gustaría aclarar, que tales pleitos y otros desencuentros que sumar a la lista pero que quedarán fuera de este post, me han dejado el corazón igual de roto y llorando como niño perdido, aunque ya no diga nada, aunque haya aprendido (o haga el intento) por irme sin azotar las puertas, bajito como que nada pasa y que todo estará bien, como siempre.




sábado, 26 de noviembre de 2016

Aquarius

Les voy a contar del día que casi me suelto aplaudiendo al terminar una película, por primera vez en treinta años. Aquarius (Kleber Mendoça Filho, 2016) es el tipo de película en la que me gustaría vivir, me hizo sentir implicada y puso enfrente varias consideraciones sobre lo que mi juicio implica crecer sin miedo. En primer lugar me parece un film que toma como temas prioritarios la imaginación, el cuerpo y el espacio de las mujeres. Metáfora hogar/ cuerpo. Metáfora de “una parte del cuerpo que falta como simbolismo de la pareja que ha muerto”(1), o misma falta que ocasiona el surgimiento de un deseo, si fuese el caso de visualizar este concepto implicado en la teoría lacaniana. Se trata de una película que visualiza a las mujeres ya sea en grupo o inmersas en un universo autónomo y dignamente solitario. Representa los efectos de arraigarse, hacer territorio y delimitar una identidad resuelta en lo familiar y afectivo. Propone al auto-cuidado como statement donde la imaginación y la música ocupan lugares privilegiados. Es una película de mujeres que acceden a su vida sexual sin importar su edad, y sobre este tema fui muy feliz de ver que el director recrea el lenguaje de la adultez, o mal llamada tercera edad, en un contexto (profundamente patriarcal) donde las mujeres son confinadas como objetos sexuales perecederos antes de cumplir veintitantos años, incluso menos. “Los hombres no figuran en la toma de decisiones de las mujeres en la narrativa de este film” (2), y este valor cinematográfico nos ha parecido más que sensato y más que bello.




1. Comentario de E. Discutir esta película con él fue delicioso.
2. Ídem

miércoles, 16 de noviembre de 2016

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Este amor
es un lienzo
en blanco

para escribir
amor

para pensarte
amor

y contradecirnos
y tocarnos
en otoño

mientras llueve








domingo, 11 de septiembre de 2016

Sound is the place

Le declaré al psicoanalista que la presencia de e. en mi vida se traduce a la sensación de que todo está bellamente fuera de lugar. Tierno y torcido. Estos días de querernos se acomodan entre fiestas de techno y paseos breves fuera de ciudad monstruo. Pienso que sus canciones son lo máximo, pienso en lo mal que escribo cuando quiero hablar de él. Incluso pienso ¿encontraría a la Maga? 

Somatizamos, estamos locos y no lavamos los trastes. Las mañanas de domingo se agotan en abrazarnos sin que el sol nos pegue en la cara, las ventanas se abren después del medio día; nos quedamos en cama para declarar que el mundo y sus instituciones se pueden ir a la mierda. Hemos hablado de todo, hemos hablado más de diez horas seguidas sobre nuestros miedos y traumas. No sé si tantas conversaciones tan largas deterioren nuestra situación mental. Hoy constaté que hablamos sin dirigirnos la palabra, de regreso a su casa le he dado un bote de agua de nuez expresando telepáticamente: fíjate que hoy la ciudad está casi hermosa, a lo que él respondió por telepatía dando un sorbo del vaso de unicel: podría ahora mismo dinamitarla para ti. 

Solemos sumergirnos más profundo cada vez en el otro, solemos bucear en lo más azul pero más oscuro de nuestra existencia y venir a la superficie, siempre clara y fresca, para mirarnos entre deseo y asombro. Seguimos bailando The Past is a Grotesque Animal y nos apartamos del mundo, repletos de mezcal, un poco extraviados. Decidí confesarle a e. que siempre espero ser su favorita, compañera favorita de romper madrugadas o compañera favorita de asaltar museos o compañera favorita de fumar en las azoteas o compañera favorita de baile. Dijo que sí.

Los árboles se agitaban con dulzura y yo tenía las piernas heladas. Más tarde cruzamos nuestros mares, caíamos como lluvia y toda la tierra del planeta volvía a su tibia humedad. Aquel lugar era el más hermoso del mundo, cuanto más salvaje y eléctrico, era perfecto. Estábamos por completo solos, quedaban la consola y las canciones de Mecano.




lunes, 8 de agosto de 2016

El asunto del doble galope

Es así que ahora salimos a buscarnos tras el café de la mañana y el dolor se queda amontonado con la ropa sin doblar y la ira debajo del colchón deslavada por el sudor de noches y noches. Pides el ascensor con tu siempre aire de playa en la frente y nariz. Recojo el bolso y la bufanda recién estampada de sueños cumplidos. Nos vamos. Ahora sé que puedo replegarme a doblar papelitos, a inventarnos mañanas, a pensarte de tres veces a veinte, mientras recuerdo tu respiración de acordeón y la fotografía de Muybridge que cuelga de tu pecho; los cuerpos tendidos a la espera del fin del mundo, a la espera de la lluvia de las 16:43, un estado del tiempo terco y mojado que me alcanza solo para verte y verte.


martes, 19 de julio de 2016

Buscar

Deseo, dónde estás, quiero salir a buscarte. No eres ya los hombres que amo, el trabajo al que acudo, no eres los muros de mi casa. No eres mi letanía de tristezas y mentiras, ni la inercia a la que cada día despierto para seguir dirigiendo una orquesta de imprudencias. A veces pienso que eres como esa muñeca que olvidé en el parque del pueblo hace mucho tiempo y que al regresar había desaparecido. Entonces sabrás que desde entonces lloro inconsolable. O que eres ese instante en el que me supe bailando a solas en el teatro de la escuela, aquel otro en el que caminaba con frío la montaña para piscar frijol. Debo acudirte pronto e imagino que así la vida recuperará un poco su tesón y su alegría.



lunes, 18 de julio de 2016

No era de este planeta

A partir de los más recientes acontecimientos se desglosaban toda clase de ideas, algo ocurría. Desde mi nublado y parcial punto de vista, los eventos revelaban las intenciones del Congreso de Marcianos de infiltrar a un chico marciano a la Tierra, en particular de infiltrarle a mi vida. Y sospecho que era marciano porque no entiendo de qué otra manera el chico marciano tendría la pericia de escuchar todo mi repertorio de comedias, histerias y falsas ideologías. Es todo.


























martes, 12 de julio de 2016

Mitología e hipocondria

Hay que perderse el miedo, dejarse ir, tirar la máscara sin la precaución que el mundo nos encuentre como aquella primera vez. Hay que atreverse a mirar el cuerpo, sus gestos  y rencores. Repetirse las muecas de la imprudencia hasta que sea posible decir esta soy. Hay que dejarse incendiar de vez en cuando, mirarse caer desde una estrella muy lejana, llegar a la tierra, sentir que el latido propio golpea, galopa y muerde; secar los océanos hasta que solo la sal, expandirse por el suelo hasta que solo la raíz, enterrarse los dedos en el sexo hasta que solo la inmensidad. Hay que quedarse aullando como loba perdida en medio de la noche, como niña hambrienta, como sirena insaciable; escuchar a otras bestias todavía más remotas llamarnos desde lejos. Creo que hay que descalabrarse las veces que haga falta, mentir las veces que haga falta, desnudar a otros las veces que haga falta, destruirlo todo las veces que haga falta, ser incapaz las veces que haga falta. O llenar ampliamente otros significados la veces que haga falta y ser... y hacer de extraña, enchochada, pordiosera, adicta, presa, gorda, sucia, chueca. Siento que es urgente olvidarse completa como una era, cancelar las narrativas, romper más promesas, huir más lejos, despedirse del deseo que fue.






domingo, 10 de julio de 2016

Burbujas

Encontré a mi madre al medio día en el parque, los niños aprendían a soplar burbujas frente a la fuente, es así como le escuché decir lo mucho que esperó para conocerme, no por azar sino por deseo. Tal declaración nos devolvió un poco de luz a los ojos. Yo pensaba en las personas que huyen desesperadas de una simple llovizna de verano, pensaba mucho en escribir exclusivamente de aquellos eventos que me parecen bellos. Recordé a mis plantas atravesadas por el sol de la mañana y a los gatos husmeando la tibia humedad de las calles. Imaginé páramos resplandeciendo por toda la cuadra mientras las perras dotan de calor a sus crías. Miré a mi abuela más linda y fuerte que nunca en las fotografías del facebook, charlé con mi padre en la carretera y a lo largo del día repetí un par de veces que de nada sirve mirar en el error algo que no sea aceptación de haberle cometido tal como fue sin que nada pueda hacerse por ello, porque ni bien ni mal hay tiempo en que simplemente se es. .











martes, 14 de junio de 2016

* emoji de café *

Hola.

No sé cómo decirte que pan con nutela una mañana tender la cama ver el sol al oriente de la ciudad juntos o algo tapete de colores reguemos las plantas risas repartidas como pan saludos cordiales viajar a la cocina lejos del ruido salir y llegar temprano mientras el barrio aprende en calzones hacernos tocino te de querer aunque sea tibio desayunemos un día largo la patria no existe después de dormir te hago me haces * emoji de café *

Hola.

No sé cómo decirte que desde hace tiempo estuve pensando y a duras penas no se me olvida esa tarde en el cine que hice algunos planes pero nada seguro ni quiero espantarte por qué no vienes me da miedo y forjo un porro o escuchamos samba destructiva o mejor me muero a la verga un poquito pero quédate a dormir o habla de tu futuro frustrado hasta que me de sueño te espero en algún pueblo en la neblina mientras amanece si me visitas por mi casa eres mi país en la mañana * emoji de café *

Hola.

No sé cómo decirte y si vienes en la semana y desayunamos pero sin que parezca frívolo ni impuesto o ya con mucha intensidad para ser las diez de la mañana el despertador ya sonó son las ocho y cuerpo a qué hora entras ya llegué tarde tienes hambre pero algo rápido aunque sea tengo fruta otra vez no pude dormir y tengo una junta pan tostado visitemos el mundo no te vayas mermelada de naranja todavía quieres * emoji de café *


domingo, 15 de mayo de 2016

Teorías idiotas

¡Otra vez a media noche en medio de mis teorías idiotas! Otra vez platicando con tu versión de veintisiete años. Todavía estudio detenidamente todo lo que no te dije. Hoy recordé aquella ocasión que te retraté en uno de los balcones de la cineteca y no creo habértelo comentado pero desde entonces cada que entro a ese lugar miro arriba al lado derecho y pienso en la fotografía y en tu chamarra café. Siempre te molestó que llegara tarde. Por el momento me gustaría hacerte saber que llego puntual a mis citas de trabajo y al psicoanalista. La vida me parece muy distinta a la que solíamos vivir. Siento una insondable nostalgia al reconocer que en algún momento mis teorías idiotas dejaron de parecerte atractivas. Por ejemplo, está la teoría idiota de filmar a mi familia porque sospecho que la abuela Elena va a morir y siento que tras su último aliento desaparecería la mitad de la historia que creo tener, la mitad de la vida que creo haber vivido. Tengo la teoría idiota de haberte perdido demasiado pronto en todos esos domingos que no fuimos al cine después de que yo regresara del pueblo para contarte, oye bribón tuve esta idea de hacer un documental, oye te prometo que no llego tarde, oye te parece si vemos la última de los Cohen, oye creo que tengo miedo, oye hoy mis primos y sobrinos fueron a la tienda. ¿Tú te imaginas que un hijo pida domingo para ir a la tienda? Oye fíjate que mi abuela sigue mal y no quisiera que tanta memoria se disuelva ¿y si hago una película? Oye fíjate que desde hace unos meses me encuentro con asuntos que solían ser nuestros, quizá hoy un poco más.



jueves, 5 de mayo de 2016

Hay que saber que uno muere

Era mar abierto y mayo, era la cama de tantos hasta esa noche que sutilmente descubrí el sentido real de la ausencia. Fue que me pregunté por qué siempre duermo sobre el costado izquierdo y dejo en blanco la otra mitad de la sábana. Pero si no hay nadie aquí, repetía mientras remaba para no naufragar en mi propia tormenta de lágrimas y babas.

Muchas situaciones habían cambiado: reduje la lista de amigos, los amantes eran especie en extinción, el cabello era tan corto como a los doce años, los muros recién pintados, la basura se sacaba todos los días, hubo muebles que fueron regalados y las lecturas se pospusieron cada vez menos. Sin embargo permanecía aquel hedor de encierro, la propia esclavitud más cínica que nunca y la mentira.

La mentira con que crecí, la mentira que día a día inventé para medio vivir en el mundo, el trabajo mentira, el logro mentira, el amor mentira, todo aquello. Qué haré con toda esta mentira además de llorar, murmuré. Si la verdad, por el contrario, vive en la falta, en las omisiones cotidianas, en la exactitud con que el guión tan bien aprendido se ejecuta.

Me vi morir entonces, estoy segura y fue fugaz. Repetí a secas este es el yo que muere, con su brutal mentira y su aún no nombrada verdad. Mientras tanto acometieron llantos mayores, olas más altas. Sin recuperar del todo la conciencia me recosté de nuevo, apagué las últimas luces y pensamientos sin articular esperanza alguna porque de la mentira no debe esperarse nada.




lunes, 18 de abril de 2016

Tercer lunes de abril

Viene la lluvia, los gritos de los niños, este querer alcanzarte hasta quien sabe dónde y me explico que es improbable. Después de todo el mundo no colapsó ante nuestra falta, las canciones siguen sonando, el deseo sigue abriendo sus fauces y galopa veloz, los cruces peatonales de fin de semana me hacen la existencia menos insoportable.

Y me asusta un poco el silencio en que nos sumergimos para explorar nuestros miedos. Pienso en el volcán, en los últimos días del año con su salto al vacío, pienso mucho en ese pedazo de bosque y sus temerosas oscuridades.

Soñé que éramos muy buenos amigos, me enseñabas un papelito con alguna broma mala, sonreías mientras caminábamos por una banqueta soleada. Y fue ahí cuando empecé a extrañarte, como a esta hora de no poder simplemente decirte hola con mis habituales bobadas.

Quiero amarrarme a un cometa y volver a la Tierra en mucho tiempo. Llevar en mi mochila todo lo nuestro, nuestros playlists, nuestras malteadas de fresa, nuestros bailes a solas, nuestros interminables cafés y cigarrillos, pero no se puede.






martes, 5 de abril de 2016

Like me very much

No solo te enseñan a ser la hembra más apta para el macho,  este sistema patriarcal también somete a las mujeres a invertir en su resolución de conflictos personales con la ilusión de "ser especiales" para una pareja al final del trayecto, del otro lado del puente.

Es decir que procesar tu lío de vida se convierte en la falsa promesa de ser premiada por un "mejor amor". Como si la idea de felicidad no pudiera fundamentarse sobre el ejercicio único de la autonomía, como si tanto chingarle una consigo misma se convirtiera en un espectáculo para la sociedad y sus aberraciones.

Me enferma la falta de carácter que muchas mujeres asumimos para trabajarnos en colectividad sin muletas emocionales; pareciera que es doblemente difícil conquistar una intimidad profunda sin la figura de un padre, mejor amigo, colega, novio o esposo.

Pero me enferma el doble encontrarme en tantas escenas de la vida cotidiana competencia entre mujeres, tejidas en un para nada modesto coto de poder vertical, tratando de ser la más linda, la más dispuesta, la siempre incondicional de buen humor, la más hábil en algún puesto de trabajo y un largo etcétera.

Este muro debe caer.


domingo, 3 de abril de 2016

Escribir cada día de algo. Uno.

[Duración: 33 minutos]

A un año de tomar aquella foto titulada crucifixión.

Bien, no sé por dónde comenzar, el mal hábito de escribir sin constancia me hace dudar del resultado terapéutico. Quizá deba iniciar por el consejo de Julián sobre escribir no menos de hora y media cada día, así que este podría ser como en todo proceso de rehabilitación mi día uno. Pero vámonos más atrás a otro día uno,  a uno que ocurrió hace 365.

Hace un año bla bla bla. Recuerdo que una noche igual de cálida que esta decidí no volver a casa, previo a ello consulté el i ching y entendí que debía volver pero transgredí esa imposición cósmica. Me fui y en este episodio sigo sin poder revelar de manera pública a dónde.

Me fui tan lejos que a la mañana siguiente no encontré el camino de vuelta. A la par, dos seres en los que deposité de distintas maneras el significado "amor" retribuyeron mis intenciones emancipatorias con violencia. Aquí ya no vuelvas, cada uno a su manera dijo.

La violencia acarreará más violencia, primera regla. Unas horas más tarde de aquel día que ahora describo cometí la estupidez de agarrar las pocas cosas que creía representaban mi estancia en un lugar y huí nuevamente, me llevé la ropa y las plantas.

Aquí hay algo importante que elaborar, aunque entonces no lo sabía: en cualquier relación amo y esclavo, suprimir alguna de esas dos palabras variables conlleva a que la palabra sin antónimo cobre un significado otro. Particularmente, aquel que asuma el significado de la palabra amo quedará enfermo para hacer que su esclavo vuelva.

Volví un poco más, solo un tiempo, traía conmigo la ropa y las plantas. Hay momentos que guardo en la memoria como aquellos que marcan el principio de un fin, largarme supuso eso, el principio de un caer al vacío cada vez más vacío, desarticulado y profundo.

Esa señal histórica en mi calendario trajo consigo más tragedias, de todo tipo. Entre abril del año pasado y abril de este año me parece solo haber protagonizado eventos llenos de miseria y destrucción, tiempos oscuros.

Comprendo que hay una relación muy estrecha entre un desbalance emocional y la búsqueda incesante de alguna muleta que sostenga aquello. Es decir, porque no sé si me explico, cuando una o uno atraviesa un episodio lleno de dolor buscará sentir intensamente por oposición algo muy parecido a un gran amor, igual de intenso. El chiste es sentir porque a veces suponemos erróneamente que no seremos capaces de hacerlo. Nos estamos deshumanizando.

La desesperación suele poner al corazón en lugares incorrectos aunque juremos que esos lugares son los correctos, aunque creamos que ya venían marcados en alguna carta astral. Forzaremos muchas cosas para afirmar este es el lugar correcto, nos mentiremos a nosotros mismos, todo con el fin de librarla rápido sin rasparse demasiado las rodillas.

Otra cosa que sucede es jurar que uno o una está sanando. Tenemos esta necesidad de reforzar la idea de nuestros propios procesos de reconstrucción frente a otros y otras. Este año observé que tiendo demasiado a sanar cada cinco meses o cuatro, o a lo mejor cada semana. De decirle al mundo ya a huevo, está todo bien, camino por la paz y la serenidad, me iluminé, estoy resuelta, no me duele nada. Nada de eso es de fiar.

Entonces están las falsas señales de verdad de nuestras más truculentas mentiras, de las más implacables.  Por ejemplo, yo me inventé una alcoholemia en Mérida donde creí haber soltado a las personas que me habían lastimado.  Pero solo me herí más, todavía me alcanzó para volver al DF más sola conmigo pero con la verdad-mentira inmediata de estar en camino a la sanación sino es que ya curada de un notable rechazo.

La serenidad de lo ya sanado no era del todo mentira pero tampoco era una certeza, o quizá era una muy débil, duró nada. Mis intentos de reconciliación con los demás duraban nada. Al menos agradezco a quienes en total prudencia me mandaron al cuerno para no ser arrastrados por el ciclón tan destructivo en el que me enfrasqué todo el año-pasado.



lunes, 21 de marzo de 2016

El monchis

Quiero encontrarnos en muchos cuentos peruanos, habitar otros tiempos. Quiero irme a vivir contigo a ninguna parte, bailar el último foco rojo que nos de tregua, y quiero que no hables pero los cuerpos. Mirarlos ahí al alba en un bolero árabe o mejor rock texano.

Te quiero pan con crema de avellanas, te quiero tocino frito, te quiero papa asada.

Te quiero porque no hay urgencia que nos contamine ni tenemos mañanas llenas de hastío escupiéndonos al desayuno los proyectos que no hiciste, las mujeres que no besaste, los cuerpos que no nos calentaron, los propósitos no cumplidos y la ruin expectativa working class que tanto jode.

Quiero despertar a tu lado tirados en el lodo del Amazonas y que me cuentes esa historia en la que soñábamos desnudos que un dios nos creaba. O despertarnos en mi casa para catalogar los misterios en el polvo de mis muebles.

Llévame al mercado, tomemos mucho dripper y escucha mis hipótesis idiotas sobre la vida, y no hagas tuyos mis miedos.

Te quiero chilaquiles verdes, te quiero té de jazmín, te quiero café aguado de cafeterita eléctrica.

Reúne con nosotros nuestra infancia, deja que te vea caminar sobre el empredrado mojado de Pachuca cuando salías de casa de tu abuela. Convoca nuestra juventud, vamos a hacerle tecito de naranja y toronjil a las cuatro de la mañana. Cuéntame que querías ser astronauta.

Cuéntame la historia del matemático a quien se le hicieron hongos en los sesos. Corre conmigo diez kilómetros de fractal, enrédate en mi cuertpo, construye con la cal de los años el poema de la ternura, de la bravía, el poema de los que resisten.

Te quiero, dona de chocolate, te quiero chalupa, te quiero flan napolitano.



martes, 15 de marzo de 2016

Wishlist

Que la vida
te de razones,
caguamas vacías,
viajes gratis,
acordes brutales,
noches de bourbon,
caras mojadas,
taxis fuera de la ciudad,
la desnudez que haga falta,
presente bien perdido,
silencios absurdos,
calzones tirados,
números desconocidos
y plantas.

Que la vida
te de fantasmas,
recuerdos de muchas fiestas,
bailes tímidos,
extravíos en el supermercado,
insomnios rebeldes,
sábanas húmedas,
nostalgia de domingo,
ganas de no quedarte,
brincos de torniquete,
huelga de impuestos,
agua fría en las mañanas,
incertidumbre a todas horas,
miseria y desempleo.

Que la vida
te de muros en blanco,
locuras de otros,
bares que ya cerraron,
hermanos rotos,
noticias de último momento,
planetas lejanos,
mentiras ocultas,
cartas sobre la mesa,
un dealer de drogas baratas,
fractales divinos,
desayuno caliente,
poco dinero
y una bicicleta.

domingo, 21 de febrero de 2016

El superama de la narvarte



Narvarte. Baby boomers. Esas tardes cuando cogíamos el auto, sábados eternos, o llegaba a tu casa y te encontraba limpiando, y creíamos religiosamente en todas esas cosas prescindibles que venden en el supermercado.

Narvarte, su olor a tacos, el barrio presente algo trae hacia mí de cuando éramos más jóvenes, cuando nuestro pan de cada día era tu cocina naranja y no me destruía tanto, ni recibía mensajes por celular de media tarde, ni me comunicaban que murió aquel pariente al que vi tres veces.

¿Sabes? Mi vida es el breve intento de subir a la superficie, inventarme familias, pero la muerte. Ya de todas maneras también estaré triste en otras canciones sin nuestra casa que fue perfecta y fue jaula, sin tu carro negro a punto de desbarrancarse en la sierra, sin hacernos el amor fingidamente quizá pensando en barcos y navegaciones.

Este sábado parezco otra, me pinto los labios en el metro, voy al mismo supermercado y compro mucho bourbon y soy más cínica para recrear imágenes de mí que pudieran reconfortarme, pero cómo si llega un mensaje a las siete de la tarde confirmando la muerte del pariente lejano al que solo vi tres veces.

Cómo, si me da lo mismo llegar o quedarme, si mi cuerpo de treinta años es un planeta en el que recién he aterrizado y ya no vamos al súper, ni fumo en la ventana de la cocina naranja mientras lavas los trastes. Y cómo si no sé de ti hace tanto y parece a primera vista que en mucho tiempo estamos mejor.



miércoles, 17 de febrero de 2016

El misterio de la blusa que va a desabotonarse

Parece que quedó claro.

No son los días amontonados entre dos los que trascienden, ni las caricias y cuanto pretexto encontremos para compartir.

Lo que sostiene mis huesos es la palabra, su desnudez y valentía.

Es regresar a las heridas abiertas y darles la bienvenida, irlas remendando con cautela, escuchar lo que no se dice pero de un hilito se sostiene.

La certeza, primero por lo gramatical luego por categorías más existenciales, la vinimos a encontrar un día perdido cualquiera.

Sobresale que en tu vida y en la mía fuimos mucho, para saberlo ya no es necesario que aparezcas.






viernes, 12 de febrero de 2016

Caborca

Ojalá abran pronto las puertas del infierno porque nos vamos a romper de nostalgia.

Acumulo postales con sus perros lejanos y otros baldíos de pisadas errantes donde se pide mariguana pa sobar.

Siento que es hora de dejar de hablar en primera persona. No sin antes mirar cómo las palabras se desprenden del cuerpo a la sombra de lo que se quiso ser pero ya sin tiempo.

No he resuelto entonces cómo comunicar aquello que no es necesario decir ni por ti ni por mí, sino por el uno y por el otro.

A ver María vete a fajar con aquél como adolescente perdida. O tú, Ponciano, toma la carretera con el apetito vacío.

Salgan disparados del planeta, arrebátense unos besos de bacanora, sean nobles, atínenle a los satélites que se asoman en una noche estrellada, abran paso a esas miradas urgentes.

Suéñense atravesados por un rayo de luz después de las cinco de la tarde. Vengan y canten por mí un himno a los fantasmas pero con mucha cólera.

Y tú Fidencio toma la guitarra, desgránala, ve a aventar ese maíz y cosecha amores ausentes.

En este cerro todavía de esclavos atinemos a piscar trozos que se reparen en sueños y nos dejen, primordiales, hechos uno al otro día.

Es la hora que no sé escribir de un nosotros. El minutero de quienes vivimos con la sospecha de ser nadie quiere contarnos algo pero no puede.

Un cómo sin respuesta, la cifra que no se ha contado, la antesala del estamos solos, nuevamente.





martes, 9 de febrero de 2016

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Si tú supieras que estoy más triste y absurda que la visita papal, o si supieras que no logro tener dos días geniales consecutivos, que ahí está el frío que cae como una lápida en el cuello cuando dejo la oficinita y últimamente personas cercanas me han dicho que tiendo a querer pasarla mal.

Y me asomo al día a día y está peor que nunca, y no importa si decididamente me guardo el deseo a un costado del nunca será.

La cena fría se sirve: whisky y blog puntuales,  como si la salvación en turno se tratara de escribir hasta esas playas a las que quise viajar contigo.

Porque ahora que hablamos de sonidos déjame te cuento, esto suena muy parecido a un remo que se sumerge en el fango y apenas sale a superficie, de manos astilladas de navegante en el fin del mundo, de ballenas que ya no quieren ganar.

Ni tendrías por qué saberlo pero te cuento, el egoísmo es así y uno arrastra consigo lo que tenga enfrente, destruye pero finge que no, es violento pero finge no.  Nos envuelve en un sax desgastado y noventero y algo recuerda de otras horas cuando no éramos tan neuras y solitarios.


domingo, 7 de febrero de 2016

El mensaje de los trastes sucios

Otras noches solo se trataron de llegar a pueblos perdidos de noche, con ese temor de deslizar los pies sobre un asfalto que no es el del barrio cotidiano. Y avanzar a oscuras.

Y postrarse en alguna butaca para ver mal cine e intentar desconectar cables. Ojalá fuera posible desvincularse un poco de tanta tosquedad, de los novios con sus novias en las otras butacas, de las relaciones de poder que atinadamente nos escupen en la cara de alguna manera. 

Otras noches solo se trataron de intentar desesperadamente guardar al ego en algún clóset, dejarlo ahí hasta que aprendiera a no consumirlo todo en mi cerebro; o más bien intenté que se trataran de abrir espacio para imaginar cómo sentirá el agua cuando se deshiela.

Ahora pienso más en los lugares donde tengo posibilidades y en aquellos sitios donde seguiré postergándome hasta el fracaso. 

No quiero que la vida se me convierta en un protocolo de ir palomeando aquello que ya hice para estar bien y aquello que no hice para no estar bien. Como si no lo intentara lo suficiente, como si no repasara una y otra vez lo que no hago, lo que no alcanzo.

Quisiera escribir de la tierra y el fuego porque ninguno de estos malestares valen las líneas y líneas que desperdicio en explicarme. 

Quisiera que mi corazón cerrara sus heridas mirando esos árboles invadidos de mariposas, confundiendo su aleteo con el viento y el aire confundiéndose a su vez con aquello que precisa quedarse más y más en el pasado.

Ahora sé que odio los viernes, no hay día más solitario en el mundo, nadie está. Era el día de la semana que preferentemente mandaba todo a la mierda solo para quedarme contigo, estuviéramos o no; los viernes eran de nosotros, los habitábamos.

También es cierto que detesto cada vez menos los domingos, sus asados interminables, su cinismo y claridad para dejarme mensajitos en los trastes sucios. Los domingos son para escribir mis idioteces y cada vez me parecen más reconciliables. 

Su nostalgia avanza, los retratos de la pared persisten, este ritual de teclear a ninguna parte me hace sentir menos perdida, deslizando los pies sobre un asfalto que no es el del barrio cotidiano.


martes, 26 de enero de 2016

Manifiestos pendientes

Lista de las personas en las que debería confiar menos y lista de las personas en las que debería confiar más, manifiesto:

Fluye mil veces.

Y cuando decidas desmoronarte piensa dos veces si es necesario desmoronarte.

Y cuando decidas violentarte decide si vale la pena dejar una estela de violencia tras de ti o involucrar a otros en esa estela de violencia tras de ti.

Si quieres que hablemos de ti porque tu ego así lo demanda, hablemos de tu ego y sus peticiones pues.

Necesitamos de ti que seas tiernx cuando ternura signifique confianza absoluta.

Necesitamos de ti que cuides cuando cuidado mutuo signifique no cortarnos las alas entre nosotros.


sábado, 23 de enero de 2016

conaprejele


            * * *

vamos a mirarnos como cerros
hasta que nos broten flores

igual y nos asustamos
de los más recientes acontecimientos
en breve

pero ahora siento:

una ballena
respirándome en el pubis

un despegar de cohetes

un tren bala de mi frente al sur
que va a desbarrancarse

gravitaciones
soledades programadas
ganas locas de seguir gritando

se me ondula el cuerpo como río
o más bien como bandera negra

creo que tengo dos corazones
y los dejaste durmiendo
como críos a mi costado








domingo, 17 de enero de 2016

Sobre el misterioso naranjal (uno)

David Bowie requiescat in pace.  


En la playa había un naranjo.

1. Deberes
Tuve que pagar un boleto de autobús para abordarlo tras media hora de espera, tuve que mear en el cubículo del fondo aguantándome la vergüenza, tuve que ahorrarme unos pesos y pasar de largo un puesto de pan en San Lázaro, tuve que cruzar el torniquete sin brincarme.

Omití que mi madre fue a no se cuál paseo y de tal lugar me trajo dos frascos de conservas, uno de salsa picante con durazno otro de chimichurri mexicano, los eché a la bolsa. Un zapato del museo de los duendes, lo eché a la bolsa.  Un jarabe para la tos para un novio que tuve, lo eché a la bolsa.

En San Lázaro giré la mochila para echarla al hombro y el frasco de chimichurri salió volando, la mitad en el piso ahí se quedó, la mitad del frasco llegó a casa, entonces sumamos que tuve que soportar otra vergüenza relacionada a mis viajes en camión.

Estoy pensando en conseguir un auto.

Tuve que llegar a casa,  tuve que lavar los trastes del viernes, tuve que lavarme dos pantalones para la semana. Tuve que sacudir los muebles, barrer y trapear.

Sigo pensando que la cocina necesita ventanas.

Tengo muy poco dinero. Me he conseguido un empleo de medio tiempo porque así de corta quiero que sea mi responsabilidad al menos unos meses.

Tuve que reportarme con el pasado. Después de dos años el exnovio comenta que el domigo pasa por sus cosas a mi departamento. Primero no quiero y cinco minutos después le pongo al whatsapp perdón, creo que está de veras bien que vengas por tus cosas.

Abrazo.

2. Permito y no permito
Es cierto que cada día escribo peor, pero tampoco hago mucho para remediarlo.
Quería escribirle un rock & roll a chopa.

Algo como que tiene los ojitos majos.

Majo el otro día en Oaxaca.
Majo tu scotch y cigarrotes.

Algo pero ya no lo recuerdo.

3. Imagen total.
Guardo conmigo asombros y reflexiones profundas sobre el naranjo de la playa, pero no puedo ponerlas aquí, ahora.

Habría sido perfecto llegar y escribir así como así del árbol y sus compañeros árboles, pero no podía brincarme el ritual neurótico de limpiar la casa en domingo, ni la estructura.









domingo, 10 de enero de 2016

012016

Enero es un puñado imaginario de estrellas en las bolsas y los torsos desnudos con que insistimos.

Es el amor que no puedo darte y especialmente el llanto bobo a casi todas horas;
el siguiente té para la panza, las comidas necias de domingo,
obligarse a estar de algún modo.

Enero es prisa inútil y pintura de puros gestos, es buscar un jazz poco concurrido
para destacarse entre adultos y opacar poquito la ignorancia.

Enero es llamarnos de una buena vez como se debe.

Es la no menos incómoda sensación de estar conectados entre dos, entre cuatro y veinte,
y que al concluir el mes descubramos cuánto hemos desaprovechado.

Todo ese talento por la borda.

Enero es el recordatorio de lo que salió mal. Es repetírselo a oscuras, frente a muchos bastidores,
es preguntarme qué falló cuando abro el refri o miro a mis sobrinos
o tengo frío en esa cama que siempre me resulta tan ancha.

Enero es repasar las habitaciones,
ir apagando luces,

darme por vencida

y transitar
los días

como un ciego.


lunes, 4 de enero de 2016

Capacidad de viajar

Los viajes necesitan ser profundos, un poquito aunque sea. Aquellos paseos que se emprenden por algún quehacer o diligencia no cuentan. No me son suficiente. 

Pero entonces soñaba que alguien me invitaba a viajar, o que literalmente te aparecías por mi casa con muchas semillas y un itacate de jitomates para decirme: “¿y vos te acuerdas de ese sueño loco? Pues vámonos o qué”. 

Y no sucedió. Aquella distopía de voltear a todas partes y solo ver jitomates gigantes sobre una plasta de azules sinceros se fue pasando de madurito. Hasta que murió. 

Luego vinieron rencores y desencuentros. Tragedias comunes. 

Me asomaba de cuando en vez al calendario que ya iba palideciendo, casi no hablaba. Sufría fuertes temblores de hojas y para hacerse el moribundo se le fueron arrancando los días con la desazón de no volverte a mirar. 

Mirar de veras, con el nombre entero. 

Ya no pasó.

Abril llegó con quemaduras de tercer grado. La piel ardía y el espíritu más. Las peleas por las plantas marchitaron toda intención a la redonda, la última primavera conocida. Yo, por ejemplo, quemé mi casa, con los libros adentro y el amor de tantos años. 

Es tiempo en que puedo afirmar que tanta payasada no es para mí. A estas alturas a duras penas me entiendo con la soledad y los desconocidos. 

Con otros rotos, otros nómadas, otros sordos. Siempre los otros. 

Los otros perdidos y sus respectivas pérdidas y descolores, que te plantan en costado del cuerpo cierto desasosiego mayor: 

      volver a vivir.