lunes, 28 de mayo de 2012

(A)

algunas tardes paseas mi mano
detrás de relojes que no conozco
sobre todas las horas

y las ráices vuelven a ablandarse
a recuperar su espacio entre la tierra

dibujamos un mundo

el amanecer en que te llamo
el cielo insurrecto en que te llamo
las campanas de Real en que te llamo

algunas caras lucen muy otras
nosotros tampoco somos los mismos
hay cierto calor de piedra
quedando más cierta bajo el agua







martes, 22 de mayo de 2012

Flor sin raíz (primera parte)

Ahnelhuayoxóchitl es la palabra en náhuatl que indica el título del libro Flor sin raíz, del doctor en letras Patrick Johansson. Setenta páginas de pura belleza comprenden esta edición de Mc Graw Hill, una hojeada al prólogo y proemio me conmovieron de manera tal que corrí a escribir este post.

Es un libro para niños, un librito singular, ilustrado y magnífico, que cuenta la historia -en palabras de Miguel León Portilla- "de una xochitzin, florecita". 

Resulta que era una flor libertaria, allá en Yohualichan, la casa de la noche, y tal florecilla entre amapolas siendo cempoaxóchitl quería ser como el coyote; era en verdad un gran anhelo de la flor al mirar que aquél podía correr por las montañas sin ningún impedimento.

Según presenta Leon Portilla, "la florecita quiso ser libre". 

Esta breve sinopsis redactada con la simpleza de los grandes explicadores me estremeció todavía más al encontrar la siguiente dedicatoria, de Patrick:

"A los niños indígenas de México, brasas candentes bajo las cenizas de un fuego que se extingue", o bien en náhuatl: "Ihuicpa macehualpipiltotontin, totonqui tlexochtli in moceuhtica tletl inexyoihtic".

Los valores que el libro manifiesta en sus primeras páginas son conmovedores, en otra ocasión contaré cómo le va a la flor vagabunda que debe perderse entre muchas voces, la voz del maíz -por ejemplo- para encontrar en el susurro de Éhecatl la suya, la propia.




lunes, 21 de mayo de 2012

Nota por si llueve

De peores bloqueos mentales me he librado. Quisiera un paseo con algo de nublado a punto de llover, echo de menos ese tráfico a mitad de la humedad, los semáforos reflejados en las gotitas estampadas. He descuidado la manía de encerrarme con canciones, en general da alegría mirar que todos nos apresuramos y movemos las manos que en tal paseo anticapitalista o tal centro escolar o tal trueque de libros, ya sin contar las marchas que a muchos azotaron en el post pasado. En lo propio hoy hizo frío y no bebí café por la mañana.

Repaso en la cabeza esa secuencia donde un árbol es sacado de la sierra y arrastrado hasta el poblado, ya con trabajo de todos se le hace palo de vuelo; los voladores marcan el paso en el templo, con la vista puesta hacia la plaza uno mira a contraluz la  indumentaria de los cinco hombres que volarán mientras el ritmo arrastra hacia los días dulces, llenos de ternura y  gozo.

jueves, 17 de mayo de 2012

No soy de los dormidos

Si vivimos
en un mundo de ciegos
muéstrame
lo que no veo





















No es tan grave, a veces esperamos que nos reciban con martinis secos y aceitunas en la mano. Ya anoto ideas para darle con disciplina a los quehaceres de la imagen. Hoy pensé exclusivamente una cosa: todo, todo en esta vida necesita un objetivo claro, como lente de enfoque pues. ¿Telefoto? ¿Gran angular? No sé, la foto de esta entrada queda pendiente.

De todos los pedos -que les vengo manejando- resolver el asunto de la convocatoria era el menos importante. Ahora a prepararse para la buena, la de a de veras.

Se quedan con la mala, por aquello de no tropezarse con las piedras si podemos volar...
(Patito feo)

lunes, 14 de mayo de 2012

La señal

Del corazón del hombre
He mirado a estas horas muchas cosas sobre la tierra
y sólo me ha dolido el corazón del hombre.
Sueña y no descansa.
No tiene casa sobre el mundo.
Es solo.
Se apoya en Dios o cae sobre la muerte
pero no descansa.

El corazón del hombre sueña
y anda solo en la tierra
a lo largo de los días, perpetuamente.

Es una mala jugada.

De la esperanza
Entreteneos aquí con la esperanza.
El júbilo del día que vendrá
os germina en los ojos como una luz reciente.
Pero ese día que vendrá no ha de venir: es éste.

Del dolor
Había sido escrito en el primer testamento del hombre:
no lo desprecies porque ha de enseñarte muchas cosas.
Hospédalo en tu corazón esta noche.
Al amanecer ha de irse. Pero no olvidarás
lo que te dijo desde la dura sombra.

De la noche
En la amorosa noche me aflijo.
Le pido su secreto, mi secreto,
la interrogo en mi sangre largamente.
Ella no me responde
y hace como mi madre, que me cierra los ojos sin oírme.

De la ilusión
Escribiste en la tabla de mi corazón:
desea.
Y yo anduve días y días
loco y aromado y triste.

De la muerte
Enterradla.
Hay muchos hombres quietos, bajo tierra,
que han de cuidarla.
No la dejéis aquí,
enterradla.

Del adiós
 No se dice.
Acude a nuestros ojos,
a nuestras manos, tiembla, se resiste.
Dices que esperas -te esperas- desde entonces,
y sabes que el adiós es inútil y triste.

Del mito
Mi madre me contó que yo lloré en su vientre.
A ella le dijeron: tenderá suerte.
Alguien me habló todos los días de mi vida
al oído, despacio, lentamente.
Me dijo: ¡vive, vive, vive!
Era la muerte. 
 
 
JAIME SABINES 
 

lunes, 7 de mayo de 2012

Días con lepra

No hay pistas, la lepra de estos días tan fársicos va de a poco -aunque nunca de manera casual- convirtiédonos en simios, de toda talla. Ya se habían registrado casos de aquellos pueblos que olvidan atender ese primordial mecanismo de defensa llamado pavorosamente memoria histórica. No, aquí no es la carne sino la esperanza que cae pútrida y  a pedazos. El hedor de la libertad desnuda asoma un obseso preguntar sobre lo que no tiene respuesta.








jueves, 3 de mayo de 2012

Las próximas elecciones

-Señor, ¿usted va a votar en las próximas elecciones?
-No. Yo lucho y me organizo.
-Bien, en ese caso, ¿podría enlistar al menos cinco de las actividades en las cuales usted ha luchado los últimos seis años?

-Leí unos quince libros completos, entre ellos algunos de título subversivo como La madre o Así se templó el acero; aprendí a citar oportunamente a Kundera, Foucault, Bauman, McLuhan, Bakunin y Malatesta, de ser necesario. Analicé medio millar de películas. Caminé treinta marchas, que por la luz, que por la educación, que por la paz con justicia, que en contra del maltrato animal, que por el asesinato de cuando menos diez activistas y dos o tres periodistas sin título nobiliario de intelectuales. Fui a la universidad, es decir, regresé a la universidad, con mayores bríos -eso sí- podría decir que soy un individuo más ilustrado. Participé activamente en dos colectivos. Llevé comida a los campamentos provisionales. Revisé algunos artículos sobre la lucha feminista, descalifiqué el movimiento feminista, me escudé en el movimiento feminista, protesté con el movimiento feminista, perdóné al movimiento feminista. Me enamoré una vez. Viajé a la sierra en calidad de turista, en calidad de invitado y también en calidad de idiota. Quise colonizar al menos cuatro comunidades con todo mi sesudo análisis antropológico, aprendí términos como otredad y coyuntura. Pegué calcomanías, rayé paredes, regalé una computadora. Revisé tres manuales de  guerrilla, me infiltré  -he sido funcional para el estado-, comí con políticos de renombre, le cobré unos cien mil pesos en concepto de servicios profesionales. Intenté colaborar para una asociación clandestina, sostuve un arma.

Y fui a terapia. 

Perdí muchos amigos. 
 
Puse cara de circunstancia en cada represión de la que fui informado,  busqué doce mil setecientas noticias en google, escribí de todas ellas en twitter. Tomé muchos antidepresivos, no vi el futbol a cambio de espectar el debate en la tevé. Cultivo el ego día a día, después de todo, la revolución necesita  espíritu y buena conciencia, con uno.

Y su puta madre.

Pina

Tanzt, tanzt sonst sind wir verloren.
PINA BAUSH