jueves, 30 de septiembre de 2010

La misantropía de Casandra

Y si no estás hay cambio, y si no te vas hay cambio, y si te quedas hay cambio. Y si no te molesta trataré de integrarte a esta hora del caos y a la hora primera del cambio. Así sea.

Y aún sin abandonar el primer hogar uno se hace viejo. No te quiero decir que te vayas sino que te quiero bien cerca, bien y cerca, y aunque sin muchas esperanzas
te espero a la hora última y a la hora primera.
SACBE EMELKIN
(Cuadernillo de notas para Anselmo)

lunes, 27 de septiembre de 2010

Huitzitzilin

Espina que hace ruido como de campanitas. Colibrí.

Sueño agrario

I

¿Qué entiende uno de la tierra tecleando a velocidad expresa bajo las balastras y su inmisericorde luz blanca atrapamoscas? Supongo que no mucho pero suponer sale más caro que expresarse con datos en las manos, así que por economía básica resulta más conveniente volcarse abajo un poco, del lado de los recuerdos para descubrir –con suma decepción- que a estas alturas de ya no sé cuál periodo histórico es atípico presentarte a una junta laboral sin zapatos.

Me cuesta la tierra, me llama, sin vagos ambientalismos soy de Ella; me calla su memoria ilustre, quizá porque jalar un hilo y conducirse por él revela siempre un origen terrible, ajustado a la palabrería histórica o mítica, pero terrible. Igual pasa cuando se jala un pelo encontrado en la coladera del baño.

No sé a dónde me lleva o si me lleva, la avanzo audaz y terca, pero nunca falta su deslave de lluvia reciente ni sus polvaredas; a la mañana siguiente la arena es arena estacionada en su bahía, más revuelta. Sin pista.

II

Quiero saber si estamos listos para el amor. Hablo de no volver a ser esclavos, ni pagarnos feudos o gastarnos en el almacén de raya; ni ofrecernos en exclusivo el equiparable temerario de la plusvalía. Digo que quiero saber cuándo los seres humanos no habremos de explotarnos hasta construir una franquicia del deseo ISO 9000 donde estaba el río y las humedades de los cuerpos, o donde había un páramo que hacía sombra a las caricias sin rumbo. Temo un no por respuesta, no estamos preparados. No es la razón lo que conduce la historia como puntualizó Hegel, sino las fuerzas del hombre, especialmente, del trabajo humano. Trabajémonos entonces cara a cara, en horizontal y desde el centro, a pesar del latifundio y la expropiación de lo inmediato.

III

Alguna noche Jacinta y Darío se las arreglaron para pasar las horas juntos. Ellos, en su fantasía y en el rigor ineludible de la primera juventud, no se truquearon el gusto mutuo con cuentos de hadas. Él se limitó a preguntarle si tenía objeción en que cada uno estuviera simultáneamente con otras personas. Ella se miraba al espejo del baño poniendo atención en el rubor de sus labios; le dijo que no se acostara con otras mientras tanto. Él la tomó de la cintura, al abrazarla sólo quedó una sombra tendida en los azulejos verdes.

IV

Después de valorar dos opciones, una en el Estado de México y la otra en el estado de Hidalgo, el 22 de octubre de 2001 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes anunció la decisión de construir un aeropuerto en la primera. A partir de ese hecho se emitió un decreto presidencial que expropiaba 4,550 hectáreas ejidales, por las que se pagarían alrededor de siete pesos el metro cuadrado. Ello afectaba principalmente a las tierras de los ejidatarios de San Salvador Atenco, Texcoco, quienes a partir del dos de noviembre del mismo año iniciaron una batalla legal impugnando ante los tribunales federales la expropiación…

V

Se defiende la convicción que uno se planteó con tanto esmero, se defiende lo que se tiene porque es lo que hay, con lo que hubo y con lo que habrá si alguien antes no viene y nos lo arrebata de las manos. Y hay que escarbarse las entrañas y cada rincón de la memoria para no olvidarse, para sembrar al menos una certeza y sostenerla entre las manos con dignidad y rabia. Mucho de mí, a estas casi seis de la tarde, siente eso: dignidad implacable de lágrimas, la frente en alto respecto a lo que ya se hizo, la rabia en el corazón ardiendo para levantarse.

Nada sé decir de la tierra pero llega el día en que uno voltea y descubre en el suelo un rostro formado en el lodo que se parece al mismo. Y no da miedo el canto y no da miedo baile.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Permutaciones del buen tiempo








Un paseo a solas por reforma, noche de cumbia colombiana, piel que se comparte, domingo de resaca, rugido al centro de la plaza, humo que levanta. Cuerpos ciegos, el ejemplo, buena música, corazón vagabundo y comparsa de payasos, historias subterráneas, corales del caribe. Agua que cae y no cae en invierno, hierba de banqueta, muros naturales, hechos concretos, divisiones desgastadas... Esta vida, más o menos mía y su palpitar que arde.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Abandonados a las puertas de las peores galaxias

Y si la otra vida fuera
prolongar la conciencia hasta el instante
en que se pudre la última molécula
posibilidad de memoria y presencia
en el espectáculo obsceno de lo ajeno
aunque el deseo sea recuerdo
o viejas sombras
que los ojos aceptaran
en su terror de incógnitos
si la inmortalidad se pudriera
si se pudriera
bienaventuradas entonces las momias
y desventurados los incinerados
aunque nada se sepa a ciencia cierta
sobre la voluntad de ser de la ceniza.Hasta los átomos
tendrían reivindicaciones nucleares
para que no les desintegren
ciegas materias
ciega la nada el infinito ciego
sólo la vida mira y teme
porque muere

mira el hurón mira la hormiga
mira la planta y hasta la piedra
que fue montaña y será ruina
mira

tiempo tiempo tiempo
de ver y no ver
desde el vientre implacable de la nada mezquina.
Si te perdieras
entre Júpiter y Urano
te arrancarías los ojos para no ver el miedo
del universo entero pendiente de no verte

pues si te vieran
las estrellas tendrían conciencia de tragedia
tendrían conciencia

comprenderían su lógica ciega
inventarían la óptica
el poker
la ética
la estética
y el universo entero se iría a hacer puñetas.
Pero qué inútil canto
el que canta a la muerte
qué inútil canto el que previene
a los navegantes
más allá del silencio
entre barcos varados
en los mares de mármol
donde buscan su rumbo las aves sin suerte.
Para qué contemplar
el repetido error del olvido
o la inútil precaución del recuerdo

los supervivientes merecen
bogar por sus deseos

inciertas naves antiguo tu naufragio
mirón mirón que miras
la obscena repetición del fracaso.
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
(Pero el viajero que huye, segunda parte)

lunes, 6 de septiembre de 2010

Estación

se abre el tiempo
entre las piedras
y brota como agua
a niebla baja
espesa, tibia
tan blanca
habitada y fértil
de recuerdos
que sólo fueron
un momento libre
pereciendo ahora
en la memoria

gira esa rueda
de débiles engranes
hacia atrás un día
otro hacia delante,
yacen ruinas
el polvo, la miseria
el acorde de un eco
la sed anciana
repartiéndose tierna
entre los críos
con ojos mansos
de amor perdido

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Las estrellas, mi destino

Apenas creo que esta bitácora cumpla nueve meses, me suena a mucho tiempo para alguien que suele abandonar sus proyectos a las primeras de cambio y no mantiene demasiada constancia de objeto.

He escrito aquí mi muy querido diario, esta cloaca se ha configurado como un verdadero desagüe de los sueños que no se están quietos en la almohada y me celebro la facultad descubierta para no taparme la cara como suelo hacerlo para esconder los muchos vericuetos sucedidos de enero a la fecha. Por el contrario me he sincerado un poco más, conmigo y estos asuntos, los cuales habrían terminado por enloquecerme desde hace tiempo en caso de no haber sido plasmados acá.

Un viejo amigo me dijo un día que pensaba demasiado y es cierto, mi neurosis suele abarcar -diría otro amigo- la saudade y el spleen y próximamente el autismo, al menor descuido. Inicia septiembre y en veintidós días el otoño de este lado del hemisferio, es tiempo de cosechar; varios cambios han sucedido en lo que va del 2010 -sutiles y vertiginosos- hay otros que cobraron vida en cuestión de semanas o minutos, y no sé. Hay un grito de libertad gestándose en el fondo y llegó la hora de abordarlo sin escalas. Siempre es ésta mi temporada favorita de cada año, porque abandono un poco mi estado caótico y aprehensivo para dar cauce a la contemplación y al hallazgo, es casi un ritual, un vuelo de aves para concluir la estación llena de vida y gozo, pues de eso y no de otra cosa debe tratarse este show.

Soy atea, mi inestabilidad emocional a veces se acompaña de la falta de ilusión teológica que no me permite excusarme en dios para justificar mis pendientes, pero este tiempo siempre me permite reconciliarme con algo en mí y allá voy. Es momento de hacer una pausa, tomar aire y saltar del risco, estoy emocionada.

Mi cita conmigo y con todos mis yoes -risas- exige puntualidad, honestidad cabal y silencio, sólo ésas tres cosas, hallar en el camino implica muchos otros valores, pero ante todo estos que menciono, en mi caso. También se trata de una especie de guerra donde cae lo que debe caer sin restricciones para formularse nuevamente, un colador, una apuesta, un estuche de cristal que se fractura conforme el mes cede y despierta un aquelarre muy sabroso de verdades rudas, fantasmas visitantes de otros mundos para dialogar y vivirse un rato, sobre todo se trata de mí ajustada a un ritmo por demás placentero y esperado. Hasta pronto, viajeros. En cuanto regrese ya les cuento.