jueves, 3 de julio de 2014

Diplomacia

"Mi queridita y acuática:

En el infierno, fingimos cómodamente nuestra estancia en el mundo. La oficinita se convierte pues, en la única y mejor trinchera desde donde lanzamos impetuosos -e infructuosos- proyectiles tiernamente teledirigidos a ridículos planes. Tememos no temer. Ni tener.

Cierto es, que los días aciagos son un ángel no invitado que no nos molesta más. Uno quisiera permanecer atrincherado y así, evitar el cursi y tormentoso paso del espinoso pensamiento en turno. En su lugar pretendemos -con cierta maña- acompañarnos solitarios, cansarnos, desfallecernos en el desencuentro y, entre rumbas y alcoholemias ahorrarnos la melancolía y hacernos más soportable -y bailable- el paso de las horas.

Le decía yo, my boss bunny, que en este tren las intenciones no pasan desapercibidas. Otra cosa es que para desatendernos tengamos que chiflar tristemente en el vagón de las imposibilidades. Ya ve que nos la pasamos hablando de los otros, como si tal cosa fuese un bálsamo para nosotros, par de extraviados. Y usted, que me entiende a su manera, seguramente tendrá el cómico gesto en esa cara malévola que nos quiere vender.

Yo comprendo que su sagaz mirada responde más bien al desinterés de andar por ahí de romántica con quién sabe qué desdichado cristiano y evita, en la medida de lo posible, ser la mujer fatal que en el fondo le disgusta.

Pero sé que usted, mi lugarteniente, mi mandamás coincidente, es la breve vie doce que me salva en los pasillos de alfombritas acarameladas; la cuerda floja entre el café chatarra matutino y la inevitable desolación elevadoriana de despedirme, diariamente, de su muy acelerada e insegura diplomacia. 

Y es que de alguna manera en el intento, fingimos trazar planes, desbocar el tren, descarrilarnos en favor de lo que vendrá. Aunque en verdad usted y yo sabemos, que el tren partió sin nosotros.

Le propongo sin más, cambiar de transporte.

atentamente:
Su Inconsciente Insubordinado"



P. PALACIOS
2 de septiembre, en Pasado meridiano, p. 40


Regresar a Pasado meridiano en distintos momentos de mi propio personaje, porque como decía aquél amigo ni tan cercano, hay soles muy altos.

Pienso que hay atardeceres violentos, adioses y resplandores recargados en los autos viejos, dispuestos para recordarnos lo imprescindible del discernimiento para no confundir, vuelvo a citar, entre lo que es del corazón y lo que es de la mente, lo que es del amor y lo que es del deseo, lo que es  medicina y veneno, lo que es el anhelo muy diferente a lo que pertenece al orden de la visión.

My darling, my darling...

It's the wrong music, you know it.

-Esta claridad nubosa se anuncia como visión resplandeciente... ya lo verás.




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