Entiendo. Te han pasado cosas. Oblicuas, danzantes, transversales. La vida no es lo que te contaron. Los lugares son más remotos, vacíos y tristes de lo que esperabas. A veces te sientas a tomar café y miras la ciudad o el cerro y en ese silencio anticipas la derrota o los periódicos de mañana. No hay posibilidad de comunicación y las playas parecen tan distintas. Estás triste porque estás creciendo. La gente que avanza descubre lo inútil y lo bello. Ahora sonríes menos y mejor. Pero te empeñas en mirar el pasado y linda, el pasado no es nada, ni ese futuro utópico que tanto te gustaría. Lo eres todo ahora, leyendo esto y luego serás todo cuando vayas por ese segundo café. Andar sobreviviendo en el mundo ya es bastante, Lucía. No tienes ya nada que perder. Nunca lo tuviste. De eso se trata.
-Desde el Ministerio del Espacio. Aquel mes que ya todo parecía perdido. . .
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