martes, 25 de abril de 2017

Una veintena de días

Parece una divertida coincidencia
y sin embargo no lo es 
que en una veintena de días
no ponga un pie en el diván, ese silloncito raro 
para depositar cada jueves las peores 
expectativas de la galaxia. 

En particular ese lugar en el universo entero 
donde edito frente a un total desconocido 
este discurso breve 
de mi particular existencia 
y formas de habitar el mundo 
que le acompañan. 

Así como las plantas. 

Se me ha ocurrido que 
para celebrar este primer aniversario de vérmelas 
con un psicoanalista cada semana 
debo quejarme menos concentrarme más

aceptar lo posible.

Subir al Machu Picchu, 
estrenar una columna como hace todo mundo. 
Disfrutar.

Ponerle cara a este deseo que parece demasiado mío, 
sostenerle con un aviso de me quedo 
por tiempo indefinido. O no. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario