pero no el mismo
ahí, en cada grieta,
en cada miedo
debilitamiento o zozobra
bien
valdría
caminar despacio,
depositar aquel amor
de entonces que ahora
existe
y es real,
amándonos todavía
más
que en aquellos calendarios
temidos,
mucho más, hasta convencerte
hasta que la lluvia
escampe
hasta que la planta
surja de la tierra
e ignores en tu sueño
profundo de ave
todos los finales
que de nosotros
podrían contarse.