Él removía mi vientre
como agitando un puñado de arena.
Más tarde pude constatar que las plantas
se enredan en calma, bajo la sombra
incluso en la noche más profunda,
en los deberes de ausencia
en la insistencia de la lluvia;
y la vida no se detiene.
Una mañana de frío
sabía aunque no en palabras
que todavía es demasiado pronto
para caer.
viernes, 1 de septiembre de 2017
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