Hay un fuego en mí
exhalándose con aliento de lobo
que remonta a diario
los lugares a donde me es imposible volver.
Atrás hay ceniza, cementerios y cardos,
—un paisito de fosa—
noches siniestras con los pies desnudos
y ardor doliente.
Hay un fuego en mí quemando mi casa,
haciéndolo todo sequía
y todo desasosiego.
Los sueños no revelan, queman
y se desprenden de mí
como piel despellejada.
lunes, 23 de octubre de 2017
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