Mi recuerdo más vivo y constante es el de la misma casa de Aracataca donde vivía con mis abuelos. Todos los días de mi vida despierto con la impresión, falsa o real, de que he soñado que estoy en esa casa, estoy ahí, sin edad y sin ningún motivo especial, como si nunca hubiera salido de esa casa vieja y enorme.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
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