1. En materia de acuerdos, cuando una de las partes acordadas afirma que llegará a una reunión y no asiste, por la razón que sea, se verá forzado a re-acordar otra reunión, a la cual llegará sin gracia necesaria para hacer del encuentro un momento agradable y placentero. Se presentará argumentando desgracias o sin tiempos para justificar su falla original. No se acercará al acuerdo con amor sino con CULPA.
2. En materia de universos (y declarándome bastante idiota en el tema), hay mil decisiones cuajándose como gelatinas todo el tiempo. Y es claro que nos gustaría probar tantas gelatinas como colores hay en la galaxia, sin embargo, reduzcamos... la lógica de la salud mental obliga a señalar límites y sobrevivir sólo a aquellos universos que a cabalidad suponemos comprender. Los aires metafísicos suelen embarrar los planos imaginarios, reales y simbólicos -citando a Lacan-, la fantasía consume en una experiencia por demás excitante pero prescindible.
3. Es decir, estamos facultados para organizar un taller, por llamarlo de alguna forma, con -digamos- un exguerrillero de la Liga 23 de septiembre para que comente a las partes acordadas cómo el ser humano es imbécil y violento. Siguiendo este ejemplo bastante nos ahorraremos sustituyendo la acción por el ambiguo y fantasmal pensamiento que señala a las jaranas de Violeta Parra y al trotskismo rancio grandes salvadores al interior de las colectividades.
4. La vida es puro vómito, de payaso feliz. "Un documental no es de guiones, necesita decisiones radicales y se construye día a día", así lo dijo el director de La canción de pulque, y pues como uno chilla pulque que con eso le acomode. Firmaré un seguro anti virtualidad, impedirá relacionarme con aquello que es seductoramente complejo; un chingo de cosas duelen. Sufro sola.