No es fácil despedirse de aquello que nos nutre el espíritu desde bien abajo. Se acabó el invierno y sus mareas y constelaciones, seguro para dar paso a nuevas cosas igual de geniales.
Hay que seguir trabajando. El cuerpo quiere seguir protestando y construyendo y habitando la palabra posibilidad. El encuentro es posible. La magia es posible. Las conexiones son posibles.
Echaré de menos su palidez unos días más. Y en un suspiro lleno de asombro intentaré descolgar nuestras extrañas cercanías de los calendarios.
Las transiciones son así, que nos queden y allá una mañana llena de neblina nos acumule en un infinito
instante.
jueves, 3 de abril de 2014
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