Encontré a mi madre al medio día en el parque, los niños aprendían a soplar burbujas frente a la fuente, es así como le escuché decir lo mucho que esperó para conocerme, no por azar sino por deseo. Tal declaración nos devolvió un poco de luz a los ojos. Yo pensaba en las personas que huyen desesperadas de una simple llovizna de verano, pensaba mucho en escribir exclusivamente de aquellos eventos que me parecen bellos. Recordé a mis plantas atravesadas por el sol de la mañana y a los gatos husmeando la tibia humedad de las calles. Imaginé páramos resplandeciendo por toda la cuadra mientras las perras dotan de calor a sus crías. Miré a mi abuela más linda y fuerte que nunca en las fotografías del facebook, charlé con mi padre en la carretera y a lo largo del día repetí un par de veces que de nada sirve mirar en el error algo que no sea aceptación de haberle cometido tal como fue sin que nada pueda hacerse por ello, porque ni bien ni mal hay tiempo en que simplemente se es. .
domingo, 10 de julio de 2016
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