Les voy a contar del día que casi me suelto aplaudiendo al terminar una película, por primera vez en treinta años. Aquarius (Kleber Mendoça Filho, 2016) es el tipo de película en la que me gustaría vivir, me hizo sentir implicada y puso enfrente varias consideraciones sobre lo que mi juicio implica crecer sin miedo. En primer lugar me parece un film que toma como temas prioritarios la imaginación, el cuerpo y el espacio de las mujeres. Metáfora hogar/ cuerpo. Metáfora de “una parte del cuerpo que falta como simbolismo de la pareja que ha muerto”(1), o misma falta que ocasiona el surgimiento de un deseo, si fuese el caso de visualizar este concepto implicado en la teoría lacaniana. Se trata de una película que visualiza a las mujeres ya sea en grupo o inmersas en un universo autónomo y dignamente solitario. Representa los efectos de arraigarse, hacer territorio y delimitar una identidad resuelta en lo familiar y afectivo. Propone al auto-cuidado como statement donde la imaginación y la música ocupan lugares privilegiados. Es una película de mujeres que acceden a su vida sexual sin importar su edad, y sobre este tema fui muy feliz de ver que el director recrea el lenguaje de la adultez, o mal llamada tercera edad, en un contexto (profundamente patriarcal) donde las mujeres son confinadas como objetos sexuales perecederos antes de cumplir veintitantos años, incluso menos. “Los hombres no figuran en la toma de decisiones de las mujeres en la narrativa de este film” (2), y este valor cinematográfico nos ha parecido más que sensato y más que bello.
1. Comentario de E. Discutir esta película con él fue delicioso.
2. Ídem
sábado, 26 de noviembre de 2016
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