Poemas para crecer
Amanece.
La escarcha de lo irremediable asoma,
los discos quietos, los libritos empezados.
No estás.
Elijo ver en ti
y con medida curiosidad hago un repaso de tus tallos,
de los colores que adornan tu casa.
-La sonrisa y el olor de Emmanuel en las mañanas.
La alberquita de te de manzana a todas horas pendiente
para zambullirnos en el mundo y naufragarnos,
tus orillas indagando en lo cotidiano,
el rincón de la epidermis donde cuelga
tu corazón
de nube.
Elijo verte crecer
junto a las plantas que habitan tu cuerpo en calma,
en tu temor a la muerte las mañanas de otoño,
en la magia de tu océano,
-y afuera las olas que rompen
la primera noche del año
quizá la única
en la violencia de tu pelo,
en tu regreso de Cuba,
y cariños para Naila.
Elijo este aprendizaje
rotundo sobre la necesaria prudencia,
el café de tu cocina, la caminata a ciegas que sube
a tu iglesia y lógica más cercana,
la extensión de tu tierra con el paso del tiempo,
todas las razones del universo para empezar de nuevo:
tu compasión,
tu raíz libre.