No somos nosotros los que rescatamos las tradiciones, son ellas las que toman algo de estos que somos y salvan del olvido, de ser uno más sin rostro. Los pasos siguen el trazo de flores, cientos de flores, miles de flores. Volvemos del germen ahora, prendemos fuego y la lengua marca su territorio de danza y palabra florida. Las luces aparecen sobre un centro vacío, pasamos en breve que a eso venimos.
¡Al menos flores, al menos cantos!
¡Al menos flores, al menos cantos!
Y estas siempre danzan al ritmo del sol y la penumbra...
ResponderEliminarChescos en la noche porril de un centro.
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