Como parte de las actividades programadas por Cine Capital, Festival Internacional de Cine en la Ciudad de México, el día de hoy se llevó a cabo la mesa de reflexión con el título ¿Qué alternativas de exhibición necesita la Ciudad de México? la cual fue moderada por el titular de La Casa del Cine MX, Jorge Sánchez.
La política de incentivos fiscales como eje de la producción cinematográfica nacional, la conformación actual de la comunidad cinematográfica en México, así como las iniciativas socialmente responsables ejercidas actualmente en la Ciudad de México que van desde el cineclub barrial hasta la creación de un centro de tecnología libre al alcance del público fueron algunos de los temas abordados por cada ponente desde su experiencia frente a los modos de distribución y exhibición que predominan en el país.
El panel de este encuentro estuvo compuesto por Simón Bross, productor, realizador y socio de Cinemágico; Benjamín González, representante de la Federación de Cineclubes en el Distrito Federal; Guillermo Vega, representante de la Organización de Consumidores de Cine y Televisión y colaborador en la revista Cine TOMA; Lorenza Manrique, actual coordinadora de Procine DF; y Luis Kelly, ex director de Imcine.
Simón Bross inició con una remembranza de Cinemágico -nombre del proyecto que instaló más de setenta salas de cine a bajo costo en zonas de difícil acceso con población densa- y señaló que los realizadores tanto de cine como televisión deben abandonar la idea de que el público no entiende sus productos pues la cinematografía debe estar orientada cada vez más hacia la construcción responsable de un imaginario social crítico.
Otro proyecto que tuvo lugar en el debate fue Mi cine, encabezado en 2002 por Luis Kelly, cuya plataforma de exhibición consistía en salas de cine desmontables; sin embargo esta iniciativa nunca vio la luz que hubiera deseado a falta de apoyo por parte de las distribuidoras. Tanto Bross como Kelly apuntaron a la necesidad creciente del público por verse reflejado en pantalla, observando cine hablado en su lengua con temáticas que sean de su interés.
Asimismo, Benjamín González habló de la urgencia de espacios de cohesión social para encontrarse con otros, y a nombre de la red de cineclubes que se ha conformado en el Distrito Federal, presentó la propuesta de seguir recuperando espacios abandonados para acercar el cine a la ciudadanía en sus barrios, y de este modo ejercer el derecho a la cultura como bien público.
Priorizar la recuperación de la vivencia cinematográfica como evento colectivo ante la falta de diversidad de ofertas fílmicas en las principales salas de cine y el arrinconamiento del cine mexicano, fueron preocupaciones expuestas por Guillermo Vega quien invitó a la reflexión de la Carta de los derechos del público, redactada por la Federación Internacional de Cineclubes en 1987.
Finalmente, Lorenza Manrique, quien ha asumido la Coordinación de Procine DF, adelantó que se tienen contemplados distintos proyectos para generar redes de exhibición en la capital del país, entre los cuales están la creación de un centro de investigación de la tecnología libre es un y la celebración de una semana de cine mexicano en el Distrito Federal. "Tal vez sea necesario sacrificar el fenómeno colectivo del cine como lo conocemos, en aras de convivir más con el copyleft y menos con el copyright" concluyó Manrique.
(Al margen del texto, quisiera incluir un par de cosas: la importancia del cineclubismo en las ciudades y los pueblos radica en su posibilidad de gestar manifiestos políticos para transitar de un cine existencial a uno de corte social y finalmente a un cine combativo o militante; pero de ello trataré de escribir después. Curiosamente, Colombia encabeza la lista de proyectos autosustentables de exhibición cinematográfica en América Latina. Apostaría que le sigue Bolivia, pero como dicen por ahí, post aparte)
La política de incentivos fiscales como eje de la producción cinematográfica nacional, la conformación actual de la comunidad cinematográfica en México, así como las iniciativas socialmente responsables ejercidas actualmente en la Ciudad de México que van desde el cineclub barrial hasta la creación de un centro de tecnología libre al alcance del público fueron algunos de los temas abordados por cada ponente desde su experiencia frente a los modos de distribución y exhibición que predominan en el país.
El panel de este encuentro estuvo compuesto por Simón Bross, productor, realizador y socio de Cinemágico; Benjamín González, representante de la Federación de Cineclubes en el Distrito Federal; Guillermo Vega, representante de la Organización de Consumidores de Cine y Televisión y colaborador en la revista Cine TOMA; Lorenza Manrique, actual coordinadora de Procine DF; y Luis Kelly, ex director de Imcine.
Simón Bross inició con una remembranza de Cinemágico -nombre del proyecto que instaló más de setenta salas de cine a bajo costo en zonas de difícil acceso con población densa- y señaló que los realizadores tanto de cine como televisión deben abandonar la idea de que el público no entiende sus productos pues la cinematografía debe estar orientada cada vez más hacia la construcción responsable de un imaginario social crítico.
Otro proyecto que tuvo lugar en el debate fue Mi cine, encabezado en 2002 por Luis Kelly, cuya plataforma de exhibición consistía en salas de cine desmontables; sin embargo esta iniciativa nunca vio la luz que hubiera deseado a falta de apoyo por parte de las distribuidoras. Tanto Bross como Kelly apuntaron a la necesidad creciente del público por verse reflejado en pantalla, observando cine hablado en su lengua con temáticas que sean de su interés.
Asimismo, Benjamín González habló de la urgencia de espacios de cohesión social para encontrarse con otros, y a nombre de la red de cineclubes que se ha conformado en el Distrito Federal, presentó la propuesta de seguir recuperando espacios abandonados para acercar el cine a la ciudadanía en sus barrios, y de este modo ejercer el derecho a la cultura como bien público.
Priorizar la recuperación de la vivencia cinematográfica como evento colectivo ante la falta de diversidad de ofertas fílmicas en las principales salas de cine y el arrinconamiento del cine mexicano, fueron preocupaciones expuestas por Guillermo Vega quien invitó a la reflexión de la Carta de los derechos del público, redactada por la Federación Internacional de Cineclubes en 1987.
Finalmente, Lorenza Manrique, quien ha asumido la Coordinación de Procine DF, adelantó que se tienen contemplados distintos proyectos para generar redes de exhibición en la capital del país, entre los cuales están la creación de un centro de investigación de la tecnología libre es un y la celebración de una semana de cine mexicano en el Distrito Federal. "Tal vez sea necesario sacrificar el fenómeno colectivo del cine como lo conocemos, en aras de convivir más con el copyleft y menos con el copyright" concluyó Manrique.
(Al margen del texto, quisiera incluir un par de cosas: la importancia del cineclubismo en las ciudades y los pueblos radica en su posibilidad de gestar manifiestos políticos para transitar de un cine existencial a uno de corte social y finalmente a un cine combativo o militante; pero de ello trataré de escribir después. Curiosamente, Colombia encabeza la lista de proyectos autosustentables de exhibición cinematográfica en América Latina. Apostaría que le sigue Bolivia, pero como dicen por ahí, post aparte)
Genial.
ResponderEliminarMuchas gracias por este recuento.
Esto es un modo más social y participativo de generar espacios para el resto del cine que existe y se sigue produciendo (social, político, no político, etcs) y no sólo estar sujetos a lo que una estructura unilateral deja al espectador, bajo el ridículo argumento de la "amplia oferta y competividad" de sus productos.
Seguimos al pendiente.
¡Un abrazo!