miércoles, 23 de febrero de 2011

Arruyo en la sierra

Cada mañana
tu rostro aparece en mi sueño
dos ojos felinos cautivan mi paso
camino al despertar
entre bosques y puertas
me pregunto qué vereda tomar
el sendero que lleva a tus brazos
un arroyo que lleve a tus labios
si no he de regresar -mujer-
mi camino es olvidar...
los senderos se hacen oscuros de noche
pero llenos de luz los días
quien inspira es quien me acompaña
en las caminatas no necesito ver tus ojos
no necesito acariciar tu rostro
tengo la montaña que me abraza
los pájaros que me llaman
cuánto verde se mueve
amarillo que vuela
el rojo, un recuerdo que florece
CANCIONERO

2 comentarios:

  1. Con el tiempo he comprendido que no estoy sola. ¿Cómo estarlo? Si aquí todo el mundo se hace acompañar con música y trayectos y saudades. Alejarme del centro de nuestra espiral me hizo caminar descalza entre el desierto y sus espinas, con sus tolvaredas y claros azules en el cielo. No, no quedé sola, encontré algunos corazones maltrechos y otros cántaros vacíos. Aquí siempre llegan viajeros con sus mochilas sucias y esperan ser escuchados como pidiendo agua en el umbral de la certeza. Aquí están todos, alzando el tarro, asumiendo que dos soledades no suman jamás compañía, iluminando el día con acuarelas y café de otras tierras y coyotes de madera. Aquí están como si de alguna manera supieran cada detalle por encima del silencio. Estoy entre piratas, bordándoles el sueño al paso, escuchando sus historias, sus cuentos, sus más profundos ecos. De pronto quedamos librados del prejuicio y otras inútiles fantasías, de pronto todos esperamos a esa hija nuestra que se llama Libertad, al frente en la barricada, bien al frente: ¡Libertad!

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