¿Por qué hay días así de geniales?
Bien, haré una nota al respecto.
Estábamos hace unos años metidos en ese coche blanco que se desmadró no sé dónde. Ya habíamos salido de San Pablo, de estar con Naye y sus hermanos.
Él traía en su guantera una bolsa con cartones de lsd. Me adelanté y cometí la babosada de pedir muchos días así de geniales.
Luego él salió con el reality check: "no todos los días pueden ser así" (de geniales).
Creo que lo entendí y al pasar de los años me doy tiempo para ir a los mariposarios con mis amigos, me doy tiempo para tomar el sol en Chapultepec, o para transitarlo de noche a escondidas de los vigilantes.
También me doy chance de convencer a la gente que quiero de insistir en sus talentos aunque la cámara para ejecutarlos cueste mucho varo. Me doy tiempo para que la mamá de mis carnalitos nos haga tortas geniales de almuerzo.
Avanzo los metrobuses con una guitarrita azul y una caja de chocolates. Uso el metro escuchando rap bien fuerte y fantaseo. Uso gafas negras.
Llego a la casa del colectivo para ver en qué se puede ir avanzando. Últimamente pienso muchas cosas en grupal y recuerdo con agradecimiento y cierta nostalgia todas las enseñanzas del morro del coche blanco.
Es verdad: no todos los días pueden ser así de geniales.