Y es aquí donde empieza. El cigarro mas dulce, la verdadera revolución, el transitar a ciegas. Empieza en ese murmuro que día a día nos pensará como el pudo ser.
Fue.
Este mundo empaquetado puso a nuestro alcance las más atractivas ofertas del mercado del amor. Ahora verás una milpa grandiosa; recogeremos los frutos de esta maravillosa estancia a bordo del viejo transbordador especial.
Regresamos al tiempo, estuvimos fuera un rato. No esperaba menos para mis añitos, este pequeño impulso de vida y la práctica pendiente de la verdadera autonomía.
Vencimos, estoy segura. Venceremos siempre.
Y todo este andar a cuestas apenas vacía su primera destilación. El veneno antes de llegar a la punta. Me deshice y estuvo así.
Nos quitamos esa venda de los ojos llamada hipocresía, moral y reflexión filosófica en turno.
Ahora seremos más los dos, refugiándonos apenas en la sombra del otro, como esas veces que las hormigas se acercan a los huizaches.
Simularé un perfecto proceso de celebración, de equilibrio y sobre todas las cosas de aprendizaje,
contundente y amoroso.
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