Hemos comido la ira en la misma mesa
y visto al pueblo sacudirse la dignidad.
Las lunas de noviembre fueron la siempre guía
de un corazón que no deja de latir,
aunque nos repriman,
aunque nos desaparezcan,
aunque nos.
Unos compas resistiendo.
Decenas de miles escupiendo al miedo.
Cuarenta y tres. Once. Dos.
Y todavía no has visto nada.
El acuerdo fue acuerdo, el regreso fue regreso.
Luego vino el robo de ternura a mansalva.
Nos hemos robado un pedacito de piel sin para qués.
Se me está acabando el tiempo para decirte
lo que sé que escuchas en mis ojos.
Estás ahí
todavía dormido,
el calor aún distante se aproxima a la Tierra
en sus fragmentos de nube.
Cobijo tu ser
haciendo manto con los últimos temblores.
Tu risa es la música que baja como neblina sobre mi ánimo.
Ahuyentamos el frío todavía necesario para abrazarnos
y abrazarnos.
sábado, 29 de noviembre de 2014
viernes, 21 de noviembre de 2014
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Un día que haga ternura te diré.
Te tomaré de la mano que ahora tiene ampollas y moretones.
Contaré la angustia que es huir de una horda de monstruos con las agujetas desamarradas.
Quizá te sonreiré menos pero más honesto, o más sensato, o más cansado.
Un día muy pero muy muy lejano, quizá de ancianos.
O quizá cuando dobles a la vuelta de la esquina desapareciendo con el infinito instante.
Moriré por ese día que haga soleado o lluvia, o simplemente silencio.
Esperaré hasta tarde, saldrá la luna, contaremos estrellas en vez de muertos.
Arrimados a las vías de un tren.
Te juro que ese día existe.
No tarda.
Te tomaré de la mano que ahora tiene ampollas y moretones.
Contaré la angustia que es huir de una horda de monstruos con las agujetas desamarradas.
Quizá te sonreiré menos pero más honesto, o más sensato, o más cansado.
Un día muy pero muy muy lejano, quizá de ancianos.
O quizá cuando dobles a la vuelta de la esquina desapareciendo con el infinito instante.
Moriré por ese día que haga soleado o lluvia, o simplemente silencio.
Esperaré hasta tarde, saldrá la luna, contaremos estrellas en vez de muertos.
Arrimados a las vías de un tren.
Te juro que ese día existe.
No tarda.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Notita antes de arruyar bestias internas
Constato que soy más antisocial que nunca en la vida y aburrida.
Estoy a tres días de cerrar un festival más, uno que para mí fue muy importante. Que se construyó con la voluntad del trabajo colectivo y que ha tenido altibajos históricos.
Hay cierta doble moral en todo esto porque lo disfrutable no es disfrutable. Más allá de nuestras narices siguen faltando nuestros 43 de Ayotzi. Y cuarenta y tres significa miles y miles, una montaña fosa común gigantesca de la que se asoma un rabito apenas, la punta del iceberg.
Resumidas cuentas estoy agradecida, el año pasado todo era más caótico y problemático y azotado. Ahora hay calma interna, tengo esa impresión.
Pero también siento mucha nostalgia porque al finalizar la función de cine pues la realidad ahí está, impenetrable, desorbitante, triste al fin con todo esto que pasa y que tanto nos arrebata: amores, recuerdos, posibilidades de maestros, posibilidades de sueños
posibilidades de familia
posibilidades de que esto levante
posibilidades de aparecer por ahí
con vida
infinita
..
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