Deseo, dónde estás, quiero salir a buscarte. No eres ya los hombres que amo, el trabajo al que acudo, no eres los muros de mi casa. No eres mi letanía de tristezas y mentiras, ni la inercia a la que cada día despierto para seguir dirigiendo una orquesta de imprudencias. A veces pienso que eres como esa muñeca que olvidé en el parque del pueblo hace mucho tiempo y que al regresar había desaparecido. Entonces sabrás que desde entonces lloro inconsolable. O que eres ese instante en el que me supe bailando a solas en el teatro de la escuela, aquel otro en el que caminaba con frío la montaña para piscar frijol. Debo acudirte pronto e imagino que así la vida recuperará un poco su tesón y su alegría.
martes, 19 de julio de 2016
lunes, 18 de julio de 2016
No era de este planeta
A partir de los más recientes acontecimientos se desglosaban toda clase de ideas, algo ocurría. Desde mi nublado y parcial punto de vista, los eventos revelaban las intenciones del Congreso de Marcianos de infiltrar a un chico marciano a la Tierra, en particular de infiltrarle a mi vida. Y sospecho que era marciano porque no entiendo de qué otra manera el chico marciano tendría la pericia de escuchar todo mi repertorio de comedias, histerias y falsas ideologías. Es todo.
martes, 12 de julio de 2016
Mitología e hipocondria
Hay que perderse el miedo, dejarse ir, tirar la máscara sin la precaución que el mundo nos encuentre como aquella primera vez. Hay que atreverse a mirar el cuerpo, sus gestos y rencores. Repetirse las muecas de la imprudencia hasta que sea posible decir esta soy. Hay que dejarse incendiar de vez en cuando, mirarse caer desde una estrella muy lejana, llegar a la tierra, sentir que el latido propio golpea, galopa y muerde; secar los océanos hasta que solo la sal, expandirse por el suelo hasta que solo la raíz, enterrarse los dedos en el sexo hasta que solo la inmensidad. Hay que quedarse aullando como loba perdida en medio de la noche, como niña hambrienta, como sirena insaciable; escuchar a otras bestias todavía más remotas llamarnos desde lejos. Creo que hay que descalabrarse las veces que haga falta, mentir las veces que haga falta, desnudar a otros las veces que haga falta, destruirlo todo las veces que haga falta, ser incapaz las veces que haga falta. O llenar ampliamente otros significados la veces que haga falta y ser... y hacer de extraña, enchochada, pordiosera, adicta, presa, gorda, sucia, chueca. Siento que es urgente olvidarse completa como una era, cancelar las narrativas, romper más promesas, huir más lejos, despedirse del deseo que fue.
domingo, 10 de julio de 2016
Burbujas
Encontré a mi madre al medio día en el parque, los niños aprendían a soplar burbujas frente a la fuente, es así como le escuché decir lo mucho que esperó para conocerme, no por azar sino por deseo. Tal declaración nos devolvió un poco de luz a los ojos. Yo pensaba en las personas que huyen desesperadas de una simple llovizna de verano, pensaba mucho en escribir exclusivamente de aquellos eventos que me parecen bellos. Recordé a mis plantas atravesadas por el sol de la mañana y a los gatos husmeando la tibia humedad de las calles. Imaginé páramos resplandeciendo por toda la cuadra mientras las perras dotan de calor a sus crías. Miré a mi abuela más linda y fuerte que nunca en las fotografías del facebook, charlé con mi padre en la carretera y a lo largo del día repetí un par de veces que de nada sirve mirar en el error algo que no sea aceptación de haberle cometido tal como fue sin que nada pueda hacerse por ello, porque ni bien ni mal hay tiempo en que simplemente se es. .
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