domingo, 13 de marzo de 2011

Nemutatsuaka

Estoy llorando sentada aquí en esta piedra.
El llorar aquí vale la pena, se llora bien:
mis ojos ya están hinchados.
Todos lloramos por algo; unos poco, otros mucho,
hoy, lloro sin dejar de mirar a través de mis lágrimas.
A veces no quieres llorar, pero te hacen llorar,
el llanto nos persigue y morimos con él.
No hay día especial para llorar.
Por eso, hoy lloro, mientras puedo,
mientras sé llorar,
mientras mis ojos no se han secado.
El llanto no se vende,
el llanto es sagrado para aquel que lo llora,
y una lágrima bien llorada merece respeto por aquel que no la llora.
ANGÉLICA ORTIZ

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