Quizá un último viaje sea necesario para volcar toda esta locura.
minha Cloe, beijemo-nos, amando.
Talvez que já nos toque
no ombro a mão, que chama
à barca que não vem senão vazia;
e que no mesmo feixe
ata o que mútuos fomos
e a alheia soma universal da vida.
Océanos que son de sueños y edredones. Mientras no hay puerto y lo único que nos bien aguarda son todas aquellas luces y montajes de dos o tres fulanos que para filmar corrieron con mucha suerte.
La mañana no existe en el repaso quieto de la tibieza. Las flores se cierran, el pensamiento transatlántico se inunda de peores contradicciones. Y qué más da. Sálvenos Wenders tu reino, no nos hagas el corazón de piedra y palo, hágase el amor en la luna mientras abajo con nuestras soledades va subiendo la marea. Floten naves y escotillas otra noche por si acaso fueran a quemarse. Imaginemos un poco más cómo sería robar todas esas posibilidades.
Me gustó mucho ese tono entre abandono y melancolía. Creo que me sentí muy identificada, no sólo por el sentido de la errancia, sino también en esa fascinación por el mar.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por leer, recomendación aparte, encontré un poco de inspiración en "Lisbon Story" de Wenders, película que muy a su modo despide a Federico Fellini y rinde homenaje a Madredeus. De hecho hay una parte donde la banda interpreta Ainda, canción del post.
ResponderEliminarLa tesis dice algo así como: ¿por qué perder tiempo buscando imágenes descartables cuando pueden producirse maravillosas imágenes imprescindibles? Mucho rizoma y toda esa ingeniería.
Saludos.