A veces mutamos nuestros cuerpos
infelices en busca de ese abrazo sencillo
queriendo ser un alma,
y la lejanía se burla como un centímetro infinito
del calor de las estrellas olvidadas.
Nace el viento -nacía-
nació anoche empujando nuestros torsos al desnudo,
haciéndolos latido
con el sudor y el aliento en nube de tormenta.
A veces, feliz,
canta el amor como el pasar
la página de un poemario que quiso ser en aire melodía.
Anhelo todo lo que será
entre nosotros,
más allá de la ribera del tiempo
fracasado casi,
en arcano emblema convertido.
A veces,
tantas veces sumido en el tormento,
quiero ser el destino de tus besos
blancos, que se engarcen en mí,
que me rediman
de ese tiempo tal vez indefinido.
y la lejanía se burla como un centímetro infinito
del calor de las estrellas olvidadas.
Nace el viento -nacía-
nació anoche empujando nuestros torsos al desnudo,
haciéndolos latido
con el sudor y el aliento en nube de tormenta.
A veces, feliz,
canta el amor como el pasar
la página de un poemario que quiso ser en aire melodía.
Anhelo todo lo que será
entre nosotros,
más allá de la ribera del tiempo
fracasado casi,
en arcano emblema convertido.
A veces,
tantas veces sumido en el tormento,
quiero ser el destino de tus besos
blancos, que se engarcen en mí,
que me rediman
de ese tiempo tal vez indefinido.
JUAN GELMAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario