Ahnelhuayoxóchitl es la palabra en náhuatl que indica el título del libro Flor sin raíz, del doctor en letras Patrick Johansson. Setenta páginas de pura belleza comprenden esta edición de Mc Graw Hill, una hojeada al prólogo y proemio me conmovieron de manera tal que corrí a escribir este post.
Es un libro para niños, un librito singular, ilustrado y magnífico, que cuenta la historia -en palabras de Miguel León Portilla- "de una xochitzin, florecita".
Resulta que era una flor libertaria, allá en Yohualichan, la casa de la noche, y tal florecilla entre amapolas siendo cempoaxóchitl quería ser como el coyote; era en verdad un gran anhelo de la flor al mirar que aquél podía correr por las montañas sin ningún impedimento.
Según presenta Leon Portilla, "la florecita quiso ser libre".
Esta breve sinopsis redactada con la simpleza de los grandes explicadores me estremeció todavía más al encontrar la siguiente dedicatoria, de Patrick:
"A los niños indígenas de México, brasas candentes bajo las cenizas de un fuego que se extingue", o bien en náhuatl: "Ihuicpa macehualpipiltotontin, totonqui tlexochtli in moceuhtica tletl inexyoihtic".
Los valores que el libro manifiesta en sus primeras páginas son conmovedores, en otra ocasión contaré cómo le va a la flor vagabunda que debe perderse entre muchas voces, la voz del maíz -por ejemplo- para encontrar en el susurro de Éhecatl la suya, la propia.
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