lunes, 14 de mayo de 2012

La señal

Del corazón del hombre
He mirado a estas horas muchas cosas sobre la tierra
y sólo me ha dolido el corazón del hombre.
Sueña y no descansa.
No tiene casa sobre el mundo.
Es solo.
Se apoya en Dios o cae sobre la muerte
pero no descansa.

El corazón del hombre sueña
y anda solo en la tierra
a lo largo de los días, perpetuamente.

Es una mala jugada.

De la esperanza
Entreteneos aquí con la esperanza.
El júbilo del día que vendrá
os germina en los ojos como una luz reciente.
Pero ese día que vendrá no ha de venir: es éste.

Del dolor
Había sido escrito en el primer testamento del hombre:
no lo desprecies porque ha de enseñarte muchas cosas.
Hospédalo en tu corazón esta noche.
Al amanecer ha de irse. Pero no olvidarás
lo que te dijo desde la dura sombra.

De la noche
En la amorosa noche me aflijo.
Le pido su secreto, mi secreto,
la interrogo en mi sangre largamente.
Ella no me responde
y hace como mi madre, que me cierra los ojos sin oírme.

De la ilusión
Escribiste en la tabla de mi corazón:
desea.
Y yo anduve días y días
loco y aromado y triste.

De la muerte
Enterradla.
Hay muchos hombres quietos, bajo tierra,
que han de cuidarla.
No la dejéis aquí,
enterradla.

Del adiós
 No se dice.
Acude a nuestros ojos,
a nuestras manos, tiembla, se resiste.
Dices que esperas -te esperas- desde entonces,
y sabes que el adiós es inútil y triste.

Del mito
Mi madre me contó que yo lloré en su vientre.
A ella le dijeron: tenderá suerte.
Alguien me habló todos los días de mi vida
al oído, despacio, lentamente.
Me dijo: ¡vive, vive, vive!
Era la muerte. 
 
 
JAIME SABINES 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario