Ha sido un finde largo, pasé la noche del sábado en Pachuca -la ciudad donde nací- y logré colarme a un modesto y orgulloso carnaval organizado por los vecinos del lugar.
Fue fiesta de luna llena, brujas, exorcismos, chupe y taconeo. Nadie quedó fuera, salvo el desamparo y desconsuelo. Bailé con el gozo propio de las cloacas. La noche del 26 de febrero fue una de esas muy remotas en las que me he sentido verdaderamente feliz.
Dejo huellas, como siempre, que expliquen los eventos.
Fue fiesta de luna llena, brujas, exorcismos, chupe y taconeo. Nadie quedó fuera, salvo el desamparo y desconsuelo. Bailé con el gozo propio de las cloacas. La noche del 26 de febrero fue una de esas muy remotas en las que me he sentido verdaderamente feliz.
Dejo huellas, como siempre, que expliquen los eventos.
Que llegaron hasta el cerro
las hermanas con sus velos
preguntando por Jesús
un tlacuilo de ojos negros
las hermanas con sus velos
preguntando por Jesús
un tlacuilo de ojos negros
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