Cuerpos,
hay que abolir el tiempo,
regresar a la esfera.
Sólo el círculo salva
y no hay sino la urdimbre fantasmal
de los regresos y los viajes,
las huidas.
Se huye.
Uno se vuelve sombra fatigada
y se disloca,
se cuartea la huesumbre,
el alma se acongoja y pierde su condición
de almario
donde las penas y el amor que se extravió hace mucho
custodian su vigilia permanente
a la espera del sueño,
del regreso corporeo de lo ido.
Sombra ya
como caída y yerta,
como bajado de campana que suena y suena
sin sonido alguno
como camión destartalado y sin siquiera
pasaje funeral a los olvidos.
Sombra que ya perdió su propia sombra
en la búsqueda atroz de tantas sombras
-memoria fantasmal,
fantasmas al acecho
y en fuga circular hacia la nada.
MAX ROJAS
hay que abolir el tiempo,
regresar a la esfera.
Sólo el círculo salva
y no hay sino la urdimbre fantasmal
de los regresos y los viajes,
las huidas.
Se huye.
Uno se vuelve sombra fatigada
y se disloca,
se cuartea la huesumbre,
el alma se acongoja y pierde su condición
de almario
donde las penas y el amor que se extravió hace mucho
custodian su vigilia permanente
a la espera del sueño,
del regreso corporeo de lo ido.
Sombra ya
como caída y yerta,
como bajado de campana que suena y suena
sin sonido alguno
como camión destartalado y sin siquiera
pasaje funeral a los olvidos.
Sombra que ya perdió su propia sombra
en la búsqueda atroz de tantas sombras
-memoria fantasmal,
fantasmas al acecho
y en fuga circular hacia la nada.
MAX ROJAS
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