Si se desmoronaran los párpados y fuese posible vaciarse al cielo, la noche atravesaría el cuerpo de oído a oído dejando un breve secreto de viento y paz envuelta.
Sería simple ladrar el miedo, y aún más fácil dejarse caer en mejor lugar que un asiento de autobús. Incluso sería sencillo desprenderse en cada despedida simulando la volatilidad del gas.
Sobrarían en ese mar de nubes las palabras para enmudecer cualquier discordia porque las verdades lloverían irrefutables.
Sería simple ladrar el miedo, y aún más fácil dejarse caer en mejor lugar que un asiento de autobús. Incluso sería sencillo desprenderse en cada despedida simulando la volatilidad del gas.
Sobrarían en ese mar de nubes las palabras para enmudecer cualquier discordia porque las verdades lloverían irrefutables.
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