lunes, 16 de agosto de 2010

Narciso

Tengo una memoria que resiste como crío recién parido desde el agua. La belleza se desencripta, aunque no se sepan sus pretextos, y así está desenvuelta, voraz. A veces creo que el recelo resbala como una tela que nos deja desnudos, sólo con un poco de tragedia entre las manos, con la desavenencia natural de los amores que no sueñan y el hastío que causa siempre repetirse.

Son varias las veces que me destapa la duda y salgo de ella como el monstruo de su lago -a solas- dueña de un rencor marino, atemorizada de mi propio reflejo sobre el líquido que no fluye sino a donde van la noche y el olvido.

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