
MIGUEL GIMÉNEZ IGUALADA
La palabra periplo -περίπλους- hace referencia a aquellos documentos antiguos que contenían las observaciones de los navegantes para leerse en el futuro: distancias entre puntos, descripciones de la costa, vientos, corrientes, bancos de arena, puertos, fondeaderos y aprovisionamientos. Testimonios al fin y al cabo. Las permanencias y los retazos, les digo yo.
Esta serie de sincretismos encontrados en el viaje han sido escritos mayoritariamente en la noche, cuando la resistencia onírica baja y suele entregarse en su vaivén como la mejor de las amantes y mareas.
La bitácora que ahora lee es justo eso, una huella hecha al paso y al repaso de una danza ajuastada al centro del todo, capaz de llenar el espacio y mantenerme bailando. Pase.
Me has desarmado. Nada más qué decir que, con las manos abajo y la contemplación abierta, anulo mi violencia, aunque alimentarse quiera por imponer la fragilidad propia.
ResponderEliminarA veces temo mucho, Julián. Temo no encontrar error y disuadirme en ese juego macabro de poder, como tantos.
ResponderEliminarAlguna forma habrá de avanzar sin indiferencia, ni violencia. Avanzar porque las utopías -dicen por ahí- son para caminarse.
Gracias por tomarte el tiempo de danzar conmigo en la cloaca.