domingo, 30 de mayo de 2010

Testigo

Yo soy el testigo de este espacio que Dios aún no ha invadido.
De esta tierra hecha de la sombra, del aire,
donde vienen perdidas mariposas
arrastrando burbujas de tiempo helado, que estallan,
dispersando sus garras verdes por las paredes de los sueños.
Busco al que soy en este jardín de huecos.
Llamo y mi grito envejece echando sombra.
La oscuridad levanta su ciudad entrelazada con el fuego.
Todo arde y veo este planeta remoto reflejado en la luna.
Tal vez tú no recuerdes que eres el que soy,
que del otro lado fui tú mismo pero ahora vago por las calles
perdido sin saber dónde estás.
Ven a este parque a encontrarte contigo como antes de nacer.
La oscuridad me devora y temo no hallarte jamás.
Siempre escribí con miedo, como si estuviera frente a Dios,
como si intuyera que nada me sucedió en realidad,
porque nunca escapé más allá de mi cuerpo.

Testigo fui de mi paso por el tiempo y supe por mi sombra que estaba de pie sobre este mundo.
Y no fui agua, ni luz, ni pensamiento;
fui algo entreabriendo la oscuridad
con el temor del que está frente a Dios, o frente a sí mismo,
y no se ve.
JESÚS ACOSTA

lunes, 17 de mayo de 2010

Tregua para un corazón silvestre




Todas las formas tienen un antecedente, hermoso caos que termina por transfigurar el paisaje. Me parece encontrar a estos seres exiliados, abordando la misión de pasear la memoria por el mundo aunque a escondidas, escaparelas.

Hoy soy minucia. No hay ciclón ni llovizna ni tormenta, y he de confesar que me duelen los estigmas.

¿Quién me habrá enviado esta locura de contemplarte tanto?

jueves, 13 de mayo de 2010

Las estrellas son la estigia

Sentí como uno de mis pies chocaba con el talón del otro con una horrible sensación de desastre a cámara lenta y mi centro de gravedad empezó a moverse más rápido de lo que yo me desplazaba. Estuve una eternidad suspendido enmedio del aire, lo bastante para morder o tragar una lengua, y entonces me golpeé el estómago, me precipité hacia delante con el pecho y dos de mis barbillas, y resbalé. Tenía las dos manos frente a mí. La izquierda golpeó el mamparo y se dobló. La derecha atravesó lo poco que quedaba de la abertura de la puerta, que se cerró aplastando mi antebrazo. Entonces mi frente golpeó el umbral de la compuerta y me desmayé.
Cuando la luz volvió a encenderse, yo estaba extendido en la litera de una nave, al parecer solo. El brazo izquierdo me dolía más de lo que podía soportar, y el derecho me dolía más aún, y los dos juntos no podían superar lo que pasaba en mi cabeza.
THEODORE STURGEON

miércoles, 12 de mayo de 2010

Telones

Lo real es este espejo negro y nada más. ¿Qué gracia es ésta? ¿Qué sombra mítica envuelve al mundo? ¿Por qué a oscuras resulta más creíble lo difícil y complicado lo más fundamental? Esta noche las formas se apresuran. Me dispongo para el cuerpo un trago sabio, de caminos, mientras la esfera gira con sus anillos de fuego y por mí resbalan flores tiernas de durazno. He pensado y repasado que todavía algunos guardan al corazón enmedio de los senos. La belleza -ante todo- siempre se configura en el insostenible verbo de la permanencia.

No existe ahora tiempo ni espacio para la más remota pesadilla, y si hoy voy a buscarte, dime pues, en qué sueño paro primero.

Será un exceso también pedirte que no dejes las luces encendidas.

lunes, 10 de mayo de 2010

A ojo cerrado

espero
mañana gris
con sol
a ratos

incierta
incesante
incubando

tiempo tibio
encuentro expreso

la promesa
de morar
otro invierno

jueves, 6 de mayo de 2010

El baile de los ahorcados

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin.
Alegres danzantes que perdisteis la panza,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan si es batalla o es danza!
ARTHUR RIMBAUD

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cosas raras

No, no vuelvo a confiar en René y Mauricio porque ellos me espantan y hace rato mataron un conejo. Los he visto en el patio de atrás despellejándolo y dicen que guardarán una pata para que les de suerte.

En la tarde Victoria me dio fresas y con el olor del patio me duele el estómago, además los ojos de mis primos se ven malos; no entiendo por qué mataron al animal. A lo mejor luego les da por matar gatos porque mi abuela los deja afuera cuando Abrila tiene críos.

Además mis primos siempre son los que inventan los cuentos y los espantos, yo no sabía de las brujas hasta que ellos me dijeron. Me han dicho que me cuide porque cuando Felipe apague la luz del cuarto van a venir ellas y si estoy despierta seguro me chuparán. Las brujas no se comen a los niños grandes, nada más a los chiquitos porque son tiernos.

Después del conejo se fueron, también iban con ellos Héctor, Cata y hasta Moni que es la más chica. Me dejaron con Victoria porque me dolía el estómago, pero no lloré ni nada. Saqué mi muñeca para peinarla y le pediré a Malena que le haga ropita. A ella le gusta tejernos suéteres y con el estambre que sobra casi siempre nos hace bufandas para las barbis.

Pero si mi abuela llega temprano, voy a acusarlos aunque ni los regañe; también voy a escoger el pan de dulce que quiera, se me antoja un polvorón, de esos con chochitos de colores.

A lo mejor mañana sí me llevan mis primos a jugar, si no llueve. Victoria me dijo un día que con la lluvia se hacen más rápido los duraznos, pero lo malo es que así no se puede salir y cuando se calma el agua ya son casi las siete, a esa hora ya no se puede ir al cerro. Me dijo Victoria que los duraznos verdes sí se pueden comer y que con chile saben ricos. Yo vi un chile piquín en la cocina, ha de ser ése, el de los duraznos.

Me cae bien Victoria porque me hace trenzas y deja que le ayude con la comida si me aburro. También me cuida y me cuenta de sus novios, lo malo es que ella se va a las seis y si llueve pues me quedo sola cuando mis primos no me llevan con ellos. Héctor sí me quiere, él y yo somos de la misma edad, pero se hace el más grande con Mauricio y no me hace caso. Me gusta más cuando sólo estamos él y yo con Moni, nada más.

Voy a dormirme un rato, a ver si se me quita el dolor de panza. Sólo me acuesto un ratito en lo que llegan Felipe y mi abue con los polvorones, de todas formas es más fácil dormir ahorita que no suena la fábrica y no está tan oscuro, porque en la noche de tan negra ni se ven las manos y a veces sueño cosas raras.

lunes, 3 de mayo de 2010

Palabras

Es curioso, cuando llego a mi bitácora siempre encuentro palabras voluptuosas que anuncian desgracias, palabras decorosas que traen noticas tuyas, palabras incandescentes aventadas abajo de la cama, palabras puñeteras crípticas de puñeteros discursos políticos, palabras burbujeantes y su cerveza de las siete de la tarde, palabras funestas y atrevidas para demostrar que existo y pienso, palabras suaves e impuntuales, palabras que uno compra cuando se enamora y un día descubre caducas, palabras del pueblo en canasta básica, palabras que sólo buscan sobrevivir o reponerse al mal tiempo, palabras niñas e inventadas, palabras encimadas, palabras en plaga para mentir, palabras gimientes de deseo, palabras sin rostro ocultas en la incosistencia psicosemiótica hipertextual posmoderna fucoliana marxista froidiana, palabras modestas de arrabal. Y no sé a ciencia cierta con tanta variedad cuáles echar a la bolsa tomadas en oferta para ir improvisando el más reciente entreacto de sintetizar a caudal certero las cosas que acuden a cierta hora -la misma siempre- todas las noches en pleno abril, cuando como hoy quiero a paso calmo explicarme el mundo a mi manera.