lunes, 30 de mayo de 2011

Terquedad infinita

¿Y qué es lo que te salva en ese momento? Porque luego se te calma la cabeza, se te apagan esos sentimientos y empezás a reflexionar maduramente, con calma, te salva el hecho de que el FSLN inculcó en nosotros un capricho histórico, una terquedad infinita, sin límites; y de repente te empieza el cerebro a funcionar: bueno, aquí se puede morir un montón de gente, pero hay que seguir luchando para derrocar al enemigo ; porque definitivamente, ser guerrillero, estar contra la guardia, aunque murás, ser guerrillero es una actitud moral, y si se muere, se muere con una actitud moral de vergüenza. Tu muerte es una protesta en sí. Entonces la muerte de Tello era una protesta, y nosotros íbamos a morir protestando y aunque el Frente Sandinista sólo fuera otro movimiento guerrillero más, que luego lo aplastara el imperialismo y la dictadura de Somoza, como aplastaron tantos en todo el continente. Lo importante no era que si Tello aplicó o no sus conocimientos, y si lo que nos enseñó a nosotros era o no correcto; lo importante era que había que morir soñando, lo importante era que había que amortajar sueños, esperanzas, ilusiones, y romper contra la montaña, romper contra lo ciego, romper contra todo, pero romper al fin y al cabo... ¡Romper! Eso era lo importante, luchar aunque para eso tuviéramos que arpillar burlas sobre nuestra propia libertad militar, o dudas sobre nuestra propia capacidad militar; había que morir y había que almacenar y amortajar dudasy frustraciones sobre nuestra propia capacidad, pero había que juntarlas y volárselas al enemigo, y volárselas a la montaña, y hacer que se volvieran a mover los árboles y que el río volviera a coger otro sonido. Entonces sale el sentimiento de vergüenza. Nace desde lo más profundo el sentimiento de combate, de no claudicar aunque te murás . Lo que te toca es elevar a tu muerto, elevarlo, convertirlo en estandarte e impulsarlo, e impulsarte vos junto con tu muerto, junto con todos los compañeros, con los animales, hacer que la montaña, se pusiera de nuestro lado, que se movieran esos árboles de nuevo. De tanto pensar, porque se hizo de noche, dormí con rabia; y al día siguiente amanecí con rabia, con ganas de combatir, , con ganas de probarme yo mismo contra el enemigo y probarnos todos y con ganas de morirnos y que sirviera nuestra muerte de afrenta al enemigo. Es decir, amanecí con ganas de vivir para morirme y con ganas de morir para vivir.Decía que no solamente quería morir para vivir; luchar para vivir por América Latina, para vivir y morir por los indios, para vivir y morir por los negros, para vivir y morir por los animales, para vivir y morir por mi papá que era un hijueputa pero muy lindo...por los estudiantes...por Subtiava, por todo... Las ilusiones que yo siempre anduve en forma egoísta desde que entré de la ciudad a la montaña y que nunca se las transmití a nadie; me fui entre el lodo, me harté lodo, me embadurné de lodo, me cagué en lodo, lloré dentro del lodo, metí las piernas dentro del lodo, se me fue lodo a todas partes del cuerpo, en el pene andaba lodo; pero es que yo andaba algo en la montaña que a nadie se lo dije, que nadie lo supo, creo que sólo se lo confesé a un compañero una vez con tragos , pero ya para 1978; es decir, anduve con el secreto guardado o agarrado durante cuatro años, y es que yo quería vivir, porque yo subí a la montaña llevando entre los puños aferrado un puño de ilusiones que nunca solté, que nunca se me ensució y que nunca se me perdió; y si me fui hasta el tronco de lodo, sacaba la mano y ahí dentro andaba entre las manos un puño de ilusión.
OMAR CABEZAS
(La montaña es algo más que una inmensa estepa verde)

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