domingo, 10 de enero de 2010

Reconstrucción o breve repaso sobre la condena (1a parte)

La era de la posmodernidad, calificada por la carencia de un paradigma que determine su devenir, o bajo otra perspectiva, etiquetada por ser aquélla que transita por un nuevo acontecer, ciertamente fue juez en el matrimonio del deseo y la pesadilla. Orgía siniestra la de espectros, que ahora figuran como fantasmas tras el sujeto en decadencia, cuyos nombres han sido previamente seleccionados: voracidad, tecnología, sexo, poder, paranoia.

El cruel leitmotive de la cultura occidental tristemente ha sido la muerte del afecto y tras ella el fin de las utopías, la caída del Muro, el Nueveonce, la conversión del deseo por el gadget, El malestar en la cultura enunciado por Freud, 1984, Allan Moore y su V de venganza; Foucault y sus anormales.

El recuento rápido del desarrollo cultural en Occidente señala en lo obvio hacia la Revolución Industrial y la aparición de la clase media; luego hacia los grandes conglomerados citadinos estigmatizados por su carácter de masa, alienado y enajenado. De ahí en adelante, el salto hacia el júbilo de McLuhan ante los mosaicos de información ultrarrápida y su pronta decepción con la estancia tras bambalinas de medios que son el mensaje y significantes que carecen de significado. El resumen es modesto, sin embargo incómodo.

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